Miquel Iceta

El primer secretario del PSC hace bien en promover un cambio en la inmersión lingüística, aunque lo mejor que podría hacer es eliminarla, dado que a lo largo de las décadas que lleva vigente ha dado la razón a quienes desconfiaban: ha sido un instrumento político al servicio del nacionalismo catalán, no de la lengua catalana. Lo mismo cabe decir de su deseo que se reconozca a Cataluña como una nación dentro de España, siempre que esa definición política no se traduzca en un privilegio administrativo respecto del resto de los territorios que componen la nación española.

Miquel Iceta anima a ERC a que se deje de complejos y avance en la construcción de un Gobierno español progresista. Lo mismo se le puede decir a él: menos temores frente a quienes le critican. Si tiene algo que decir para proteger el castellano del arrinconamiento institucional, que lo diga, pero que no trate de convencernos de que justo eso es lo mismo que defiende (o defendió) Ernest Maragall, el independentista que bramó Aquest pais és nostre en el Parlament para decirle a Ciudadanos que su triunfo electoral no serviría de nada.