Demòcrates acaba de confirmar, no solo su condición de saltamontes político, sino también sus tendencias xenófobas. Cuando le ha convenido, el partido de Antoni Castellà se ha arrimado a CDC o a ERC. Asimismo, cuenta en sus filas con Núria de Gispert, cuyas declaraciones repletas de xenofobia no desentonan con las de la ultraderecha independentista a la que se han arrimado ahora con vistas a formar una plataforma electoral.