Alberto Palatchi Gallardo (izq.), junto a su madre, Susana Gallardo; su padre, Alberto Palatchi Ribera, y Marta, una de sus hermanas / EP

Alberto Palatchi Gallardo (izq.), junto a su madre, Susana Gallardo; su padre, Alberto Palatchi Ribera, y Marta, una de sus hermanas / EP

Examen a los protagonistas

Alberto Palatchi Gallardo

22 marzo, 2022 00:00

Alberto Palatchi Gallardo se convertirá en el tercer miembro de su saga familiar en poner en marcha un negocio de moda, prácticamente un siglo después de que su abuelo paterno iniciara la andadura con un pequeño negocio de bordados. Sin haber cumplido aún los 30 años, el hijo del fundador y artífice del éxito de la mítica Pronovias, muestra su ambición y ganas de ofrecer sus aportaciones personales a un sector que ha cambiado mucho desde que Alberto Palatchi Ribera pusiera en marcha una de las marcas de ropa nupcial más exitosas en el plano internacional.

Con poco más de un lustro de experiencia en el sector, justo el tiempo que hace que los fundadores vendieron la mayoría del capital de Pronovias al fondo BC Partners, el reto de Palatchi Gallardo es mayúsculo, en un ámbito en el que la competencia es feroz y la irrupción de la digitalización y las nuevas tecnologías, lo hace aún más complicado. Cuando lo más sencillo es mantenerse en el segundo plano de la gestión, embarcarse en una nueva singladura emprendedora es siempre digno de aplauso.

Eso sí, se antoja un tanto innecesario hacer hincapié en la apuesta de la nueva marca por Barcelona cuando parte de la estructura societaria que sostendrá el proyecto se encuentra en Madrid, plaza que ofrece un indudable y diferencial atractivo fiscal. No es en absoluta desconocida la ligazón de los negocios de los Palatchi con la capital en la que, sin ir más lejos está registrada Gesprisa, la sicav a través de la que gestionan su patrimonio y que tras fusionarse con su gemela Herprisa conforma la mayor de España por volumen de activos, muy cercano a los 1.000 millones de euros. La ambición no debe estar reñida con la transparencia, sobre todo cuando no hay nada que esconder.