Imagen de la participación de Luis Conde en un acto de una revista de Ausbanc en EEUU. Arriba, a la izquierda, portada de su libro / CG

Imagen de la participación de Luis Conde en un acto de una revista de Ausbanc en EEUU. Arriba, a la izquierda, portada de su libro / CG

En voz baja

Luis Conde, el cazatalentos, y sus extrañas relaciones: Ausbanc y Luis Pineda

2 mayo, 2016 11:30

Para ser cazatalentos hay que conocer a todos y hacer lo que sea necesario para estar siempre en la cresta de la ola. Si es necesario demostrar que cualquier reto es posible, uno se enfunda un esmoquin y dirige una sinfonía de Mahler en el Palau de la Música aunque no tenga ni la más remota idea de solfeo. Se memorizan los movimientos y es suficiente, una especie de actuación teatral para sibaritas. Si hay que relacionarse con la prensa, uno se hace miembro del consejo de administración del Grupo Godó y se le da cera al señor conde el tiempo que sea necesario a la vez que se pone en tela de juicio todo lo que suponga una competencia o amenace la supremacía de los intereses para los que se trabaja, en este caso los de Javier Godó y familia. Si hay que hacerlo en público y quedar en ridículo en una comida del Círculo Ecuestre con el director del medio digital español líder se hace y punto, que las dietas y los encargos bien lo valen.

Luis Conde presidente de la cada vez más declinante Seeliger & Conde ha utilizado ese método durante años, un networking a la antigua usanza. Acercarse al poder para vivir próximo a los negocios que se desarrollan en ese entorno y no perderse ninguna oportunidad.

Las relaciones, siempre las relaciones. Primero fue Iñaki Urdangarin, luego se sedujo a los presidente de Seat, después a Esperanza Aguirre ya descabalgada de la política. Para no perder ningún tren, ni tan siquiera de los imputados del país, Luis Conde se alió con Ausbanc y con su presidente, Luis Pineda, hoy en prisión. La organización del presunto extorsionador fue el marco escogido por el centrifugador de directivos para que su libro fuera presentado en Estados Unidos. Allí, Conde pudo explicar a algunos españoles afincados que su libro La fórmula del talento y Mahler era una lectura necesaria para progresar en la vida. Las publicaciones de Ausbanc incluso se hicieron eco de tan magno acontecimiento.

Conde, con Pineda en Washington, una vez más bordeó los límites. De momento se libra, pero sus clientes empiezan a tener dudas razonables sobre una metodología que usa el talento como principio, pero no siempre como vía de trabajo.