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Fernando Hierro junto a Julen Lopetegui en una imagen de archivo / EFE

Las traiciones marcan el inicio del mundial para España

La cita mundialista arranca con un pugna interna que propicia la sorpresiva aparición de Hierro

7 min

Hay que ir con cuidado. No fiarse. Nadie está a salvo. Ese pensamiento es el sentir mayoritario que en estos momentos invade la concentración de España en Krasnodar a tan solo unas horas del estreno ante Portugal. Una estancia aparentemente tranquila que ha adquirido tintes volcánicos. Emulando sainetes que hasta la fecha siempre se habían visto desde la distancia en la cita mundialista, la selección española ha entrado de lleno en el libro de relatos singulares que se libran en los prolegómenos de un mundial.

Intentando salvar el primer matchball en Rusia, con la competición todavía sin empezar, Fernando Hierro ha entrado por Julen Lopetegui en el tiempo de prolongación. Estupefacto, el nuevo técnico del Real Madrid ha visto como su funesta gestión del futuro, la apremiante necesidad del conjunto madridista por ocupar el banquillo del Santiago Bernabéu y la obligación de Luis Rubiales de guarecer su pundonor le han costado un mundial tras dos años de excelso trabajo. De Rusia a Madrid en tan solo unas horas. Mientras el combinado anfitrión y Arabia Saudí abrirán las hostilidades en el encuentro inaugural (Telecinco, cinco de la tarde), el preparador vasco será presentado en el palco del estadio blanco. Quien no corre, vuela.

Rubiales marca un tanto

Con la Portugal de Cristiano Ronaldo como el menor de los problemas, a pesar de la trascendencia futbolística del encuentro (este viernes a las ocho de la tarde en Telecinco) y la imperiosa necesidad de un triunfo en la pugna por la primera plaza del grupo B, en Krasnodar –el combinado nacional viaja este jueves (a partir de las doce) a Sochi– se ha librado una pugna que ha deparado sorprendentes e inesperados ganadores. "Lo que desde luego no podemos hacer en la RFEF es no cumplir con nuestros propios valores. Y eso es responsabilidad de la actual junta directiva y de todos los que formamos parte de la federación. Es una situación difícil, muy dolorosa, nos habría gustado terminar lo más lejos posible con Julen aquí, pero no hemos sido nosotros los que hemos determinado la forma de actuar. Se ha actuado de una manera que nos obliga a actuar. No hemos podido mirar para otro lado", justificó Rubiales.

Atolondrado y superado en un primer instante por el que era el revés más importante que ha sufrido desde su llegada al cargo, Luis Rubiales no escondió en ningún momento su malestar con Lopetegui. Engaño y abandono eran conceptos que aparecían en territorio ruso tras ver como el seleccionador dejaba de lado su recién amplia vinculación con la RFEF para enrolarse en el nuevo proyecto de Florentino Pérez.

Julen Lopetegui y Sergio Ramos en el último entreno de la selección

Julen Lopetegui y Sergio Ramos en el último entreno de la selección / EFE

Con el esférico en su tejado, Rubiales decidió volver a ponerse las botas para marcar un tanto al exguardameta. Desoyendo los consejos recibidos por una buena parte de la directiva desplazada, siendo fiel a sus principios y confirmando la fogosidad e impetuosidad que tanto destacan de él aquellos que lo conocen, el dirigente canario abogó por destituir de forma fulminante al seleccionador sin importarle la trascendencia de dicha decisión. Un disparo que se coló en la red ante el asombro de Lopetegui y otros miembros que siempre aguardaron un paso atrás que no se produjo. Un aviso para navegantes.

"Tiene que haber un mensaje claro para todos los trabajadores de la federación de que hay unas formas de actuar que hay que cumplir. Lo ocurrido nos obliga a tomar una decisión. Es un día muy complicado. No me siento traicionado (...) Siempre he dicho que el mejor para llevar la selección es Lopetegui. Su trabajo ha sido impecable, pero las formas también son importantes", advirtió. 

Hierro: del peligro a la cumbre

Sintiéndose traicionado, a pesar que en rueda de prensa quiso desmentirlo, Rubiales no ha tenido excesivo margen de maniobra a la hora de escoger el sustituto. Imponiéndose en una ardua batalla con otros miembros de su federación y a la opinión de futbolistas como Sergio Ramos, que abogaban por la continuidad de Lopetegui, una vez superado el obstáculo del despido al presidente de la RFEF le ha tocado decidir el recambio de urgencia. "En las últimas horas dije que queríamos tocar lo menos posible y debía ser una persona que conozca bien al equipo y los jugadores. Lo han aceptado encantados, lo han recibido con los brazos abiertos y nos han transmitido su compromiso de estar con él y ayudarle en todo", aseguró.

Sorprendiendo a propios y extraños, el elegido ha sido Fernando Hierro. En la cuerda floja desde la aparición hace unas semanas de Rubiales (la presencia del canario generó ciertas dudas en el asturiano sobre su rol en la selección como director deportivo y la trascendencia de sus decisiones, algunas de ellas quedaron en segundo plano en los últimos días), el exmadridista ha pasado de verse cerca del despido a liderar al combinado nacional en un mundial. 

Julen Lopetegui hace malabares con un balón

Julen Lopetegui hace malabares con un balón / EFE

Sin más experiencia en los banquillos que su paso por el Oviedo en Segunda División, junto a un periplo como segundo de Carlo Ancelotti en el Real Madrid, aunque con el conocimiento de un grupo de trabajo y unos futbolistas a los que ha acompañado en los últimos años, Fernando Hierro ha pasado a ser el capataz –junto a la llegada de Julián Calero como segundo, Juan Carlos Martínez como preparador y Carlos Marchena como enlace con el vestuario– de un combinado en el que muchos se sienten traicionados en una caótica y esperpéntica previa de un mundial que ya es una realidad.