El caso del equipo austriaco Wiener Viktoria y su patrocinador, Flowery Field, productor de cannabis, lleva a recordar un buen número de episodios de publicidades discutibles en el mundo del fútbol. Con camisetas inolvidables por el buen número de patrocinios polémicos que ponen en jaque los beneficios que debe suponer su aportación. Es el riesgo que corren muchos equipos cuando venden sus colores a marcas que pueden ser contraproducentes.
El FC Barcelona y el Real Madrid han entrado en el juego en los últimos años estampando en su camiseta la propaganda de Qatar y Emiratos Árabes, respectivamente, a través de sus aerolíneas. Organizaciones no gubernamentales se han cansado de alertar de las situaciones de riesgo respecto a los ataques contra los derechos humanos en ambos países, por no hablar de supuestas financiaciones al terrorismo islamista, pero nada de eso se interpuso en estos acuerdos publicitarios.
Por todos lados
El Atlético de Madrid se lleva la palma. Una de las entradas en prisión de su presidente, Jesús Gil, en enero de 1999, fue por motivo del desvío de 450 millones de las antiguas pesetas (2.704.554,47 euros) desde el Ayuntamiento de Marbella --el cual presidía como alcalde-- hacia el club. Entre las franjas rojas y blancas de los colchoneros figuraba el nombre de la localidad. La publicidad de Marbella recorrió también las elásticas de Sevilla FC, Real Betis y Real Valladolid. En la del Rayo Vallecano se pudo leer “Estepona” en la campaña 1995-96. No había ni contrato oficial entre club y alcaldía, dirigida por el hijo de Gil.
El Atlético de Madrid también fue protagonista por la publicidad de su camiseta
Las polémicas del Atlético de Madrid no hay que buscarlas tan lejos. Continuaron entre 2012 y 2015 con el patrocinio de Azerbaiyán, otro país en el punto de mira de las organizaciones sociales y humanitarias por el encarcelamiento de activistas y periodistas. Y los problemas con la camiseta han podido ser mayores aún, ya que el club recibió hace algunos años una oferta de Ashley Madison, la web de contactos extraconyugales. El club la rechazó al no alcanzar la cuantía deseada.
Manifiesto activismo
Reclamaciones políticas ásperas aunque subliminales también ha habido. Un ejemplo fue el patrocinio del Gobierno de Murcia al Real Murcia que se caracterizó por la frase “Agua para todos” en la camiseta del equipo, en plena lucha por el trasvase del Ebro. Desde Aragón llegó un aluvión de reclamaciones y protestas.
En Brasil no ha sido extraño en los últimos tiempos la aparición de patrocinios generalizados: misma marca en las camisetas de la inmensa mayoría de los equipos. En los últimos tiempos lo han llevado a cabo la Caixa Econômica Federal, el banco privado BMG y, por encima de todos, es recordado lo que sucedió con Coca-Cola. El gigante de los refrescos aparecía en las camisetas de todos los equipos del campeonato de 1987, excepto en la de Flamengo y Corinthians.
El patrocinio de Coca-Cola se giró en contra de la marca cuando los hinchas de algunos equipos explotaron de ira al ver en su camiseta letras de un color que odiaban: el rojo (el tono más tradicional de la marca). En Porto Alegre, los de Grêmio lo repudiaban porque no querían saber nada del color de su máximo rival, Internacional. En Río de Janeiro, los aficionados de Vasco da Gama y Botafogo no querían ni una pizca del rojo flamenguista. La situación se tensó tanto, que Coca-Cola terminó accediendo y varió su paleta de colores.
Entre grandes rivales
La rivalidad y el morbo comercial se vive también en Buenos Aires, donde Boca Junior y River Plate, condenados a no entenderse, han coincidido con el patrocinio de BBVA durante los últimos años, con constantes provocaciones públicas sobre quién estaba ingresando más dinero a cambio. Algo que ahora se está repitiendo con la marca de desodorantes Axe, pero esta vez de forma más apaciguada, pues los dos equipos han firmado un contrato de los denominados “espejo”, o sea que ambas instituciones percibirán exactamente la misma cantidad.
Boca Juniors y River Plate siguen compartiendo patrocinador / EFE
En Inglaterra no gustó nada el caso del Sunderland, que lucía en su zamarra “Invest In Africa. Tullow Oil”, publicitando a una empresa petrolera de dudoso proceder en sus extracciones en el continente africano. En la League1 francesa, la camiseta del FC Metz llevaba propaganda pública de uno de los países más olvidados del mundo, en el cual la inmensa mayoría de la población vive por debajo del umbral de la pobreza: Chad. “Tchad. Oasis de Sahel”, decía el rótulo. Desde el Gobierno del Chad tuvieron que salir a dar explicaciones sobre la procedencia de ese dinero.
Y con la equipación del Clydebank FC escocés en 1993 nunca se llegó a una conclusión: ¿poca seriedad o gran detalle de responsabilidad de unos vecinos famosos? Lo cierto es que estaba patrocinada por la banda local Wet Wet Wet. Sí, los del Love is all around de Cuatro bodas y un funeral. Película, canción y camiseta inolvidables.