Poco ha durado la felicidad en París. Como viene siendo habitual cuando se junta un elenco de estrellas con sed de protagonismo, la discordia no ha tardado en hacer acto de presencia. Neymar se marchó del Barça para ser el líder del París Saint Germain (PSG) y ya sabe que para ello deberá pasar por encima de otras figuras como la de Edinson Cavani.
La disputa que mantuvieron el pasado fin de semana sobre quién lanzaba una pena máxima, que el uruguayo acabó errando en el triunfo ante el Olympique de Lyon (2-0), terminó en trifulca en el vestuario, donde los compañeros tuvieron que separarles antes de que llegaran a las manos. Los problemas se vislumbraron ya en el minuto 57 del partido cuando Cavani trató de lanzar una falta directa pero Dani Alves se lo impidió agarrando el balón antes.
Alves, íntimo amigo de Neymar, cedió a su amigo el tiro aunque posteriormente explicó que su intención inicial era lanzar él mismo el golpe franco. Minutos más tarde se produjo la escena del penalti, una disputa similar que ya se había producido entre ambos futbolistas el pasado 25 de agosto ante el Saint Etienne.
Asunto ecónomico
Más allá de la pugna por ser el líder del equipo, otro de los asuntos que se barajan como causas del conflicto es el apartado económico. Cavani cuenta con una prima de cerca de un millón de euros si consigue ser el máximo goleador de la Ligue 1, un hecho que propicia su ambición por lanzar cualquier pena máxima que se produce a lo largo de la temporada.
Cuestionado por lo ocurrido, Unai Emery, entrenador del PSG, ha evitado avivar la polémica y tras el partido del Lyon dio explicaciones a la prensa sobre quién está llamado a lanzar los penaltis. "Creo que los dos son capaces de ponerse de acuerdo inteligentemente en el terreno de juego. Después, desde dentro, vamos a equilibrar los turnos de lanzamiento, porque creo que los dos son capaces y quiero que se alternen", señaló.