Su encuentro no tuvo una cobertura mundial. No se jugó en el Camp Nou ante la presencia de 90.000 seguidores. Tampoco son estrellas reconocidas mundialmente. Tan solo tienen 13 y 14 años. Pero si de algo podrán presumir los infantiles de RCD Espanyol y FC Barcelona es de ser protagonistas de una muestra de deportividad en declive, en riesgo de extinción y que realza los valores tan necesarios en el mundo del deporte.
Horas antes de un Clásico entre Barça y Real Madrid marcado por la ausencia del pasillo, el derbi catalán de infantiles de la División de Honor dejó un detalle para el recuerdo. Con el conjunto azulgrana de Carles Martínez como campeón a falta de dos jornadas, los blanquiazules dirigidos por Sergio Espejo no dudaron en realizar dicho gesto como tributo a su rival por el campeonato conseguido en una pugna entre los dos conjuntos que acabó decantándose del lado culé.
Ovacionados por los presentes en la Ciutat Esportiva Joan Gamper de Sant Joan Despí, los jóvenes futbolistas de Espanyol y Barça dejaron por un día de fijarse en los mayores para convertirse en un ejemplo de la deportividad y la nobleza que debe reinar en el deporte.