Cuando los objetivos futbolísticos son ya inalcanzables y las aspiraciones deportivas de la presente temporadas han quedado en el olvido, tan solo queda pensar y trabajar en el futuro. Un porvenir que en el fútbol se traduce en temporadas y en el que el RCD Espanyol ya lleva aplicándose desde hace semanas. Con la decisión tomada de realizar un cambio de rumbo que permita encarar con más acierto el propósito europeo en futuras campañas, el club blanquiazul mira al mercado estival pero lo hace con la duda de quién será el inquilino del banquillo del RCDE Stadium.
Este jueves, aprovechando la aparición de Óscar Perarnau y Jordi Lardín en el césped de la Ciutat Esportiva Dani Jarque, los dos responsables deportivos del club y Quique Sánchez Flores han mantenido una charla sobre el mismo tapete de las instalaciones de Sant Adrià del Besós. Una breve cumbre que demuestra que, en estos instantes, cualquier momento es bueno para tratar de clarificar un futuro por ahora incierto.
Con contrato hasta 2019, todos los indicios apuntan a que este mismo verano se producirá el adiós del técnico madrileño pero aventurarse con su salida no parece una buena elección. Con la Premier League como opción más probable y apetecible para Quique, quien ya estuvo en Inglaterra cuando dirigió al Watford, nadie en el club blanquiazul se aventura a dar un pronóstico y todas las opciones se mantienen abiertas en el tramo final de una Liga sin alicientes para el cuadro blanquiazul.