Como las grandes potencias, España se rehabilitó para volver a vivir una gran noche. Tras unos años de cambios en un proceso regenerativo con peaje en el Mundial de Kazán - séptima plaza - y los Juegos Olímpicos de Río - quinta posición -, la selección femenina de waterpolo regresó a su lugar, una final mundialista que cerca estuvo de significar el broche de oro a la transformación sufrida (13-6).
Con la mirada puesta en el Europeo que se disputará el año que viene en Barcelona, la selección de Miki Oca viajó a Budapest dispuesta a recuperar un caché ganado a pulso, con una histórica medalla de plata en los Juegos Olímpicos (2012) y de oro en el Mundial de Barcelona (2013) y el Europeo de Budapest (2014), y acabará regresando con una plata que devuelve ese espíritu bravucón necesario para conseguir grandes cosas.
En el regreso a la ciudad magiar, el histórico conjunto español rozó la gesta histórica pero topó, una vez más, con el mejor combinado de waterpolo femenino y la única selección que sabe bien cómo frenarlas. Estados Unidos, prácticamente intratable desde hace más de un lustro, rubricó su perfecto Mundial con su sexta victoria en seis partidos, la segunda ante España, en una final donde volvió a exhibir el potencial de una escuadra con una media de edad de 23 años y que bajo la dirección de Adam Krikorian lo está ganando todo.
Las jugadas de superioridad
A pesar del enorme potencial que atesoran las estadounidenses, España logró poner contra las cuerdas a las vigentes campeonas mundiales y olímpicas con una seria defensa y un ataque basado en el acierto en las superioridades, tres goles de seis oportunidades, con Anni Espar - tres tantos - y Bea Ortiz - con dos - como máximas exponentes.
España no pudo frenar a Estados Unidos / EFE
Yendo siempre por detrás en el marcador, las chicas de Oca resistieron durante 16 minutos en un intercambio de golpes que dejó el 5-3 al descanso, en el inicio de lo que acabaría siendo el fin ante una selección de Estados Unidos demoledora en las acciones de superioridad anotando hasta 10 goles, de 13 intentos, a lo largo del transcurso del duelo.
El segundo acto condenó
Tras la pausa del intermedio, el tercer acto acabó dilapidando todas las opciones españolas de hacerse con el metal dorado. El gran acierto en ataque de Estados Unidos minó la moral española acción tras acción, con un parcial de 4-0 en cuatro minutos, rompiendo por completo un encuentro - parcial total de 5-2 - que acabó visto para sentencia a falta de ocho minutos a pesar del orgullo de la selección nacional (10-5).
Miki Oca dando instrucciones / EFE
Conscientes de que el oro se escapaba, España sufrió un bajón anímico considerable que permitió a las estadounidenses, que no pierden un partido importante desde los cuartos de final del Mundial de 2013 en Barcelona y ante España, vivir un plácido último cuarto donde incrementó su ventaja hasta los siete goles dejando el marcador final en un contundente 13-6.
Sin la presea dorada en el cuello, pero con la sensación de haber estado en el lugar correcto y en el momento indicado, la selección española volvió a experimentar las emociones que solo se viven en una final tras unos años complejos, en el inicio de un camino que debe llevar al combinado de Miki Oca a lo más alto del podio en el próximo Europeo de Barcelona donde, por fortuna, no deberá medirse a la admirable y singular selección de Estados Unidos.