Huérfanos de sus dos grandes estrellas, Leo Messi por paternidad y Andrés Iniesta por lesión, el Barça despachó esta noche su partido de liga, que bien podía haber sido un bolo veraniego, por 0 a 2 contra el colista. Una patochada de partido en la mejor liga del mundo, entre dos equipos con 56 puntos de diferencia, la mayor ventaja que se recuerda en la historia de la competición.
Fiel al ideario de Ernesto Valverde, que le está permitiendo resolver merecidamente esta liga por la vía rápida, y hasta llevar 28 partidos sin perder, el Barcelona dominó en la primera parte del encuentro ante el Málaga con dos goles del delantero uruguayo Luis Suárez y del centrocampista brasileño Coutinho, en el minuto 14 y 26, respectivamente. El equipo malagueño con muchos problemas en ataque, se quedó con 10 jugadores por la expulsión en el minuto 29 del centrocampista Samu García, por una dura entrada al defensa Jordi Alba.
Deudas pendientes
Con un Barça muy superior en juego y jugadores sobre el césped, con el recuerdo de que en La Rosaleda tenía deudas pendientes, pues fue el campo donde sufrió su última derrota en esta competición, el partido sirvió también para el lucimiento de los dos fichajes más caros de la historia del club azulgrana, Coutinho y Dembélé. Las dos incorporaciones cogiendo confianza para desafíos de mayor fuste que todavía quedan a lo largo de la temporada, sobre todo el francés, que demostró en algunos lances del duelo la intensidad y entusiasmo que exige su técnico para hacerse un hueco en la alineación.
No generó nada el Málaga en los 90 minutos de juego. Sí, en cambio, la afición, que se la tomó contra su presidente viendo el suplicio de partido a manos de los azulgranas, que se pasaron los minutos con el balón en los pies, gestionando la enorme diferencia entre los dos conjuntos y pensando más en el partido de Champions frente al Chelsea que en la liga. Para entonces, el miércoles, con Messi en el equipo, y, quizá, Iniesta.