Si alguien pensaba que para el Gobierno el deporte es coser y cantar, está equivocado. La asamblea general de la Asociación del Deporte Español (ADESP), la organización que reúne a todas las federaciones deportivas nacionales, tanto de deportes olímpicos como no olímpicos, así como de deporte adaptado, se reunió el pasado 20 de junio en Madrid. Al día siguiente emitió un duro comunicado de prensa de marcado carácter reivindicativo, con el titular “Indignación en el deporte español”.
La indignación se basa en las reivindicaciones siguientes. En primer lugar, el urgente nombramiento de un Secretario de Estado para el Deporte, cargo que se hallaba vacante hasta el viernes 22 de junio, cuando fue nombrada María José Rienda, hasta entonces Directora General de Deportes de la Junta de Andalucía. En pleno Mundial de fútbol y con los Juegos Mediterráneos a punto de empezar, se juzgó muy poco apropiado que el cargo estuviera vacante.
El asunto de la financianción
Pero esta reivindicación es pecata minuta frente al punto fuerte tratado, que no fue que el Ministerio pasase a denominarse Deporte y Cultura (y no Cultura y Deporte), como así propusieron, sino el derecho a una financiación digna del deporte. Según un estudio comparativo del deporte internacional elaborado por Deloitte, que fue presentado durante la celebración de la asamblea general, las subvenciones que recibe el deporte español están en claro descenso desde el 2011, pues han disminuido un 44%, mientras que el total de los ingresos propios generados por las federaciones ha disminuido en unos 20 millones de euros.
Los ciclistas a su paso por Castellón en el Campeonato de España en ruta celebrado este domingo / EFE
En un estudio comparativo de modelos deportivos de 11 países (Australia, Nueva Zelanda, Reino Unido, Canadá, Alemania, Bélgica, etc.), España se encuentra en el último lugar en estructura financiera, es el último que menos recursos financieros del Estado destina por habitante y el penúltimo en generación de recursos propios, desarrollo deportivo y rendimiento deportivo. Es el último en gestión organizativa y solo se salva en ayudas e integración social, apartado en el que ocupa la sexta plaza, por detrás de Alemania, Francia, Australia, Canadá y Nueva Zelanda.
Peticiones concretas
La ADESP quiere gestionar los recursos del deporte, administrando directamente los presupuestos que se reciben de las quinielas así como de las tasas del juego, estableciendo sus propios criterios de reparto. En la actualidad las ayudas que las federaciones españolas reciben del Consejo Superior de Deportes (CSD) se basan casi exclusivamente en la organización o participación en competiciones internacionales, en el alto rendimiento y en el olimpismo cuando, en realidad, sin una gran y sólida base de iniciación es imposible alcanzar el alto nivel exigido actualmente por el CSD para distribuir las ayudas públicas. En resumen, la ADESP quiere recibir y administrar los fondos que correspondan sin pasar –o pasando poco– por el CSD.
Lo cierto es que este planteamiento no es nuevo. Ya fue expuesto por Gerard Esteva, presidente de la Unió de Federacions Esportives de Catalunya (UFEC), en un libro de 129 páginas publicado en 2015 con el título Sistema Esportiu Català, temps de decidir, temps de sumar (Sistema Deportivo Catalán, tiempo de decidir, tiempo de sumar), donde recogía similares objetivos después de estudiar los sistemas deportivos de varios países europeos, especialmente escandinavos.
Una asociación aglutinadora
La ADESP fue creada en diciembre de 2017 para agrupar a las federaciones deportivas españolas y con el objetivo de "la búsqueda de bases comunes para la mejora y el desarrollo del deporte federado y la defensa de los derechos e intereses comunes de las federaciones deportivas", según rezan sus estatutos. Su precedente inmediato son las uniones de federaciones que ya existen en distintas Comunidades Autónomas, entre las cuales la decana es la catalana UFEC (Unió de Federacions Esportives de Catalunya) que fue creada en 1933.
José Hidalgo, presidente de ADESP, en un acto con la prensa el pasado 7 de junio / FERUGBY
Todas las federaciones deportivas autonómicas son miembros natos de las distintas uniones de federaciones, en aquellas Comunidades Autónomas donde las hay. En cambio, la afiliación a la ADESP es voluntaria, requiere la aprobación de la asamblea general de cada federación española y conlleva el pago de una cuota anual de 500 euros. Otros ingresos de la ADESP proceden directamente de La Liga. Sin embargo, el ímpetu con el que ha nacido esta asociación hace que paulatinamente se vayan afiliando todas las federaciones españolas.
Presidida por José Hidalgo, presidente de la Federación Española de Triatlón, lo curioso de la ADESP es que tiene su sede en la calle Ferraz, número 16, de Madrid, en un edificio propiedad del CSD, donde también tienen su sede varias federaciones españolas (Balonmano, Boxeo, Ciclismo, Judo, Gimnasia, Pelota, Remo, Rugby…) y que las reuniones de la junta directiva y de la asamblea general tienen lugar en el mismo CSD.