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Josep Maria Bartomeu, presidente del Barça, Neymar y Dani Alves / FOTOMONTAJE DE CG

¿Por qué el Barça perdió a Neymar?

El enfrentamiento de Bartomeu con Qatar en las últimas elecciones detonó el fichaje por el PSG y la división de la junta directiva sobre el rumbo del presidente

7 min

Corrían los primeros días de julio de 2015 y los cuatro candidatos a la presidencia del Barça (Josep Maria Bartomeu, Agustí Benedito, Joan Laporta y Toni Freixa) estaban todos sumidos en plena vorágine electoral. La campaña se había mostrado dura, dos temas sobrevolaban el debate ante los socios sobre cómo se debían regir los destinos del club en los siguientes años: la situación política catalana y el patrocinio de Qatar como principal sponsor del club. Con el primer asunto, todos los candidatos firmaron un compromiso previo a las elecciones del 27S que acercaba al Barça a tesis soberanistas. Benedito había insinuado que la anterior junta directiva, en la que se hallaban el dimitido Sandro Rosell, el propio Bartomeu y su entonces vicepresidente económico, Javier Faus, optaba por el patrocinio de Qatar por meros intereses personales, mientras que el emirato árabe era un mal ejemplo para que el club lo luciera en la camiseta de sus jugadores.

La presión en torno a la continuidad de Qatar como principal fuente de ingresos del club se había puesto en entredicho y todos los que optaban a la presidencia se distanciaron en público del patrocinador. Bartomeu se comprometió a someter a la consideración de una junta de compromisarios la continuidad de la aerolínea catarí en la camiseta de los deportistas. Aquella decisión es la que le ha acabo costando la marcha de Neymar. “Barto actuó por pantalones, y por pantalones nos han pispado a Neymar”, dice un directivo.

Desaire del barcelonismo

Con Bartomeu ya en la presidencia, Crónica Global publicó el descontento de Qatar y de sus hombres fuertes con el nuevo máximo responsable del Barça. Barto se mantenía en sus trece de votar sobre la continuidad de Qatar y todos los intentos de los enviados del emirato por frenar esa voluntad fueron vanos. Pero el emirato consideraba que era un desaire que la masa social barcelonista pudiera expulsarlos del club. Tenían un contrato en vigor hasta el final de la temporada 2016 y no querían salir de manera que su reputación quedase tocada.

Al final, el asunto se resolvió de una manera menos traumática. Qatar cumplió el patrocinio hasta el final del contrato, pero ya no quiso renovar con el Barça. Lo hizo proponiendo una oferta inaceptable. Los lazos que Rosell y Faus habían establecido en su día se habían quebrado y no quedaban puentes de entendimiento. Qatar había declarado, por la vía de los hechos, la guerra a la entidad azulgrana y a sus mandatarios.

La gestión de 222 millones o la pyme

Ahora, a la primera oportunidad que ha existido de cobrarse la venganza, Qatar ha actuado sin miramientos. Son un emirato muy pequeño y ahora en grave crisis diplomática, pero no olvidan que un día Barto puso en duda su honorabilidad. Y enfrentarse, o peor humillar, a Hassan Abdullah Al-Thawadi, secretario general de Comité Supremo de Qatar 2022; Akbar Al Baker, CEO de Qatar Airways; Nasser Al-Khelaifi, presidente de Qatar Sports Investments; no es una actuación que salga gratis, según recuerdan algunos ilustres miembros de juntas directivas culés anteriores.

“Bartomeu gestiona el Barça como una pyme. No tiene mentalidad de gran empresario de una corporación internacional. Minimiza los riesgos de las cuestiones más intangibles, como reputación y honorabilidad, y así nos va”. Es la expresión de uno de los miembros de la actual junta directiva, que exige anonimato para evaluar la situación. A sus críticas añade el ascendente que el nuevo director general del club, Oscar Grau, tiene sobre el presidente: “Lo peor es que son dos gestores de pymes”. Lo cierto es que Qatar ha aprovechado su presencia como propietario del francés París Saint Germain (PSG) para cobrarse la factura pendiente con el Barça. ¿Cómo? Presentando una oferta irresistible por el astro brasileño Neymar y pagando una insultante cifra por la cláusula de rescisión de su contrato con el Barça. El club azulgrana perderá a una de sus estrellas por voluntad directa de quienes antes eran partners y hoy son contrincantes en el mercado futbolístico.

Silbidos al presidente ante las peñas

Barto habla de los 222 millones constantemente. No ha sabido explicar por qué perdimos a Neymar y piensa que esto es como su empresa de pasarelas tubulares para aeropuertos”, añade la misma fuente. El congreso mundial de peñas recientemente celebrado tampoco ha servido para mejorar la compleja situación del actual presidente del Barça ante la masa social. De hecho, también aprovechó el marco para mostrarse especialmente duro con Nasser Al-Khelaifi, el jeque propietario del PSG que está configurando un equipo a base de talonario, reforzado por el poder de los petrodólares. “Somos un club con 118 años de historia, con grandes jugadores, con más de 140.000 socios, es nuestro, de los socios, no de un jeque o de un oligarca", soltó el mandatario barcelonista. Y para colmo lanzó un dardo al clan brasileño que ha acompañado a Neymar desde su salida del Santos. Puso como ejemplo a Leo Messi: “También Andrés Iniesta. Leo Messi, el mejor jugador de la historia, es nuestro. El compromiso de fidelidad de Leo Messi debe ser un ejemplo, seguirá siendo el líder de este equipo”.

Son palabras que le supusieron unos buenos silbidos de los peñistas reunidos en el congreso mundial. Y que no satisficieron al resto de miembros de la directiva, dubitativos con las decisiones del presidente y atenazados por los múltiples casos judiciales que les sobrevuelan. Y algunos recuerdan que el presidente de la empresa que sustituyó a Qatar como patrocinador principal, la nipona Rakuten, Hiroshi Mikitani, es un billonario japonés que puede ser calificado de oligarca en su país.