Hambriento de títulos y de alegrías, con los cuchillos por todo lo alto tras la desdicha europea en Roma y con Ernesto Valverde más cuestionado que nunca, el Barça más voraz degustó a placer el primer título de la era ‘Txingurri’ y lo hizo con un banquete futbolístico ante un inoperante Sevilla que poco pudo hacer ante la maquinaria azulgrana (0-5).
Regresando a su versión más coral, al estilo de juego que en su día le encumbró y con la mordacidad necesaria arriba para dar la estocada a su rival en tan solo 45 minutos, el Barça se reencontró y lo hizo sobre el césped de un Wanda Metropolitano que se estrenó como sede de una gran cita en un ambiente enrarecido por la enrevesada situación política que se vive en Cataluña.
Messi celebra su gol de la final ante el Sevilla / EFE
Aunque tenía ingredientes de sobras para propiciar una indigestión vistos los últimos acontecimientos, la final copera no se le atragantó a un Barça que engulló un primer plato en forma de 45 minutos soberbios donde la pegada culé hizo añicos la defensa sevillista y diluyó cualquier opción de machada andaluza.
Al son del mejor Messi y de un Iniesta que se encargó de que todos los amantes del buen fútbol lamenten su marcha a China, en un adiós irreversible que será difícil de digerir en el Camp Nou hasta que aparezca --si alguna vez ocurre-- el codiciado heredero, el conjunto de Ernesto Valverde dejó de lado su versión más anodina y su fútbol más plomizo para volver a exhibir aquel juego que, por instantes, pareció quedar en el olvido en una temporada donde los azulgranas firmarán un doblete con una sensación de cierta melancolía por un triplete que puedo ser y no fue.
La noche no admite sorpresas
Intentando de forma errática ahogar la salida del juego culé, dubitativos con el balón en su poder y vulnerables en zona defensiva, el Sevilla se mostró poco predispuesto a la hazaña y dio síntomas de no creer que era posible sorprender al rey de Copas. Superados por la situación, el escenario y el rival, los de Montella estuvieron lejos de lo que requirió la final y en menos de 30 minutos tiraron por la borda el trabajo realizado en una más que notable participación en la competición del KO.
Un excelso pase de Cillessen, de nuevo impecable en su actuación, permitió a Coutinho encarar a Soria y servir a Suárez el primer tanto culé (0-1, 12’). Con ventaja en el marcador, los azulgranas administraron a la perfección el tiempo de partido y en una de aquellas tradicionales combinaciones por banda izquierda, Iniesta y Alba hicieron de la suyas para lograr que Messi degustase el dulce sabor del gol (0-2, 30’).
Luis Suárez remata ante la presencia de Gabriel Mercado / EFE
El argentino, generoso como pocos, devolvió el gesto con una majestuosa asistencia que Luis Suárez no desaprovechó (0-3, 40’) para cerrar el partido cuando todavía no habían transcurrido ni 40 minutos. En la segunda mitad, el de Rosario volvió a enfundarse el traje de asistente para brindarle a Iniesta el mejor adiós posible con un gol (0-4, 51') que ya forma parte del imaginario culé por la simbología que lo envuelve.
La mejor despedida para Iniesta
Con ese gesto técnico tan característico en el manchego, el capitán azulgrana dijo adiós con un tanto en forma de tributo merecido. Aunque el poste se encargó de rechazar la primera ofrenda, la eterna paciencia de Iniesta le permitió cerrar su última final con un gol muy celebrado entre los suyos. Su visión de juego, su finura, su precisión, sus eslálones y esos quiebros que realiza al rival con un sencillo movimiento de cintura serán difíciles de olvidar para la parroquia culé.
Bajo la batuta de Iniesta, conocedor de que el trabajo estaba realizado y con una renta que hizo intrascendente el segundo acto, el Barça siguió tomando un banquete preparado a fuego lento, a base de buen fútbol y rubricado con el toque singular de esos 'bajitos' que zarandearon sin piedad a un dubitativo Sevilla en un tramo final de encuentro de homenaje.
Desquitándose de aquella mala pasada en Roma, el Barça optó por la vía rápida en el Wanda y pasó del segundo plato a las copas sin detenerse en el postre. Sin bajar un ápice el nivel, los azulgranas ampliaron su gran noche hasta la 'manita' por mediación de Coutinho (0-5, 68'), culminando una excelsa actuación y saciando la connatural hambre de títulos que siempre persigue a un rey de Copas que se sirvió la última en la despedida del extraordinario Andrés Iniesta.