
Ronald Araujo, posa junto a Laporta, tras renovar su contrato con el Barça FCB
Según avanza la temporada del Barça, quedan más claros los dos principales rasgos que caracterizan al primer proyecto de Hansi Flick y penúltimo de Joan Laporta antes de las elecciones. Y es que estamos ante un equipo capaz de ilusionar al barcelonismo porque de nuevo brilla cuando compite. Pero su devenir en el hilo conductor de los partidos ligueros, errático y despeluchado, y su escasa capacidad de maniobra en estos últimos días de mercado invernal auguran que muy probablemente esa ilusión se quede corta. No crea que me paso de agorero: el Barça puede ir como un tiro en la nueva Champions, pero lo cierto es que jamás ha dominado Europa sin ganar también la Liga.
Más alllá de la distancia con el Madrid y el Atlético en la tabla, que puede ser tan recuperable como inasequible, los posos de la infusión azulgrana dibujan una plantilla con un futuro inmediato condicionado por apuestas fallidas y un presente atrapado entre ballenas de corsé. Tan solo un par de bajas inoportunas una jornada cualquiera colocan al Barça al borde de un mal resultado. Y posiciones capitales como la portería o la delantera bracean en un denso mejunje de salarios desorbitados, fiabilidad impredeble y eterna transitoriedad. Por si fuera poco, es imposible saber si el Barça tendrá algún margen de maniobra para reflotarlas este verano, o llegará a la jornada 1 de la 2025-26 con Ter Stegen bajo palos y Lewandowski con 37 años y 4.000 minutos por delante.
Al menos la defensa parece bastante a resguardo de la marea del caso Araújo. Que Ronald haya renovado a cambio de tener una cláusula pagable recuerda demasiado a lo que sucedió con Dembélé como para celebrar su compromiso. Y además es hora de ir aceptando dos realidades difíciles de discutir: que ya hemos visto lo mejor que su fútbol puede ofrecer y que nunca se sabe cuándo las lesiones empezarán a mermar su rendimiento a dentelladas en lugar de a mordisquitos. El uruguayo sigue siendo un excelente jugador para poner la camisa de fuerza a algunos rivales puntuales y también para evitar que equipos de escasa entidad visiten el campo del Barça con aires de grandeza. Eso le bastará para ser titular a menudo, pero su participación en las grandes citas y su futuro de azulgrana seguirán siendo dos incógnitas entrelazadas.
Un problema mucho mayor es sin duda la condición de irrecuperable de Ansu Fati, la cual queda contrastada desde el momento en que ha llegado al banquillo un entrenador capaz de mejorar el rendimiento de prácticamente todos sus futbolistas y no ha logrado devolvernos al ángel caído del gol. Como su salario dejó hace tiempo de tener sentido, hay y habrá problemas para encontrarle equipo, ya sea para unos meses o para siempre. Lo más que se le puede pedir ya a la situación es que jugador y club no se hagan daño, pero ya me contará usted cómo van a llegar Rashford, Leao, Isak, Jhon Duran o Sesko con un futbolista descartado ocupando tamaña masa salarial. Y eso que ya no hablamos de Haaland, por razones obvias.
P.D.: Nos vemos en Twitter: @juanblaugrana