Desde que se abrió el mercado de invierno el 1 de enero, Xavi dejó muy clara la consigna a seguir a los responsables del club: “Estoy contento con la plantilla que tengo, si no me tocáis nada, mejor que mejor, pero si al final se marcha alguien, sólo os pido que venga un sustituto”. Antes, la marcha repentina de Gerard Piqué no supuso ninguna alteración en la hoja de ruta del técnico egarense, que contaba ya con sus sustituto claro dentro de la plantilla: Marcos Alonso.

Durante las sucesivas reuniones que fue manteniendo las primeras semanas de enero con el área deportiva, ya se dio cuenta que la situación era mucho más complicada de lo esperado. El club estaba atado de pies y manos ante la intolerancia del presidente de la Liga, Javier Tebas, a la hora de abrir el grifo en el Fair Play. Cuando Xavi propuso la posibilidad de recuperar a Pierre-Emerick Aubameyang, consciente de que Memphis Depay tenía pie y medio fuera, los dirigentes del club fruncieron el ceño, y aún más cuando, tras consultar con la Liga, se les recordó que las normas de este organismo prohibían dar el alta federativa por tercera vez en una misma temporada.

Cuando se confirmó la oferta del Atlético de Madrid por Memphis, Xavi propuso un trueque a pelo con el belga Yannick Carrasco, pero el club colchonero se negó tajantemente, consiguiendo las migajas de una opción de compra para verano. Después llegó la opción del luso Gonçalo Guedes, con Jorge Mendes como gran oficiante, pero la operación tampoco acabó cuajando.

Tras estos tres intentos fallidos, Xavi se resignó a no encontrar un sustituto al delantero holandés. Tendría un atacante menos, pero la versión de Gavi como falso extremo estaba funcionando, Robert Lewandowski marcaba goles a porrillo y Ousmane Dembelé se estaba acercando cada vez más a ese jugador que Xavi, en su presentación como entrenador, llegó a profetizar que podría ser el mejor del mundo en su posición.

Sin embargo, la desgraciada lesión del francés este fin de semana ha socavado todos los cimientos en la planificación. Quedarse sin el jugador más desequilibrante de la plantilla durante más de un mes ha descolocado a los técnicos, que volvieron a preguntar este domingo a los responsables del club sobre el margen de movimiento, a dos días que finalice el mercado. La respuesta no pudo ser más clara: “El Fair Play no nos permite nada”.

Y bajo este contexto, Xavi está a punto de dar luz verde a otra salida más, para seguir aligerando masa salarial, aunque en este caso estamos hablando de poco más de 250.000 euros. Se trata de Héctor Bellerín, un lateral que llegó con la carta de libertad bajo el brazo del Arsenal y aceptando una ficha de jugador del filial, pero que no ha sido capaz de convencer a Xavi como carrilero derecho. Si finalmente se consuma su salida, no se buscará tampoco ningún relevo en la banda, ya que con Sergi Roberto y Jules Koundé se considera bien cubierta.

El quebradero de cabeza está más arriba. Ahora mismo, Xavi sólo cuenta con cuatro delanteros en el primer equipo, de los que sólo uno es titular indiscutible: Robert Lewandowski. De hecho, Ansu Fati ha demostrado ser un buen revulsivo pero un discreto titular, Ferran Torres está en su peor momento de juego y confianza desde que está en el Barcelona, y Raphinha, sigue ofreciendo una versión muy irregular en sus apariciones. Bajo este contexto, a Xavi se le exige mantener el liderato al Real Madrid, llegar a la final de la Copa y superar la eliminatoria contra el Manchester United en la Europa League. Un reto más propio de audaces o… de kamikazes.