Ya lo tiene. Ahora sí. El Mundial de Messi es la guinda del pastel perfecta para cerrar un debate que no llevaba a ninguna parte y que tampoco tenía ningún sentido. Messi es el mejor de la historia por todo lo que ha hecho, por todo lo que ha ganado, pero sobre todo por cómo lo ha hecho y durante todos los años en que lo ha demostrado.

Con 35 años, ha ganado la Copa del Mundo batiendo todo tipo de récords y liderando a una generación de futbolistas que, sin él, no serían ni la mitad de buenos. Le pese a quien le pese Messi, ya es el mejor de todos los tiempos y solo Maradona y Pelé se le acercan.

El argentino ha cerrado un ciclo perfecto, y si quiere ya puede retirarse en paz. Es el sueño de cualquier futbolista, de cualquier niño que quiere dedicarse a la pelota. Lo que ha hecho Messi no tiene nombre y a nosotros sólo nos queda darle las gracias por dejarnos gozar de su fútbol. Hemos sido muy afortunados y con los años le daremos aún más valor a la frase “yo vi jugar a Leo Messi”.

¿Y ahora qué? ¿Qué pasará con Messi la próxima temporada? ¿Dónde jugará? ¿Seguirá en el PSG? ¿Se alejará de los focos en Miami? ¿O incluso podría volver al Camp Nou? Especular con su vuelta al Barça es, por ahora, ciencia ficción. No hay nada y es prácticamente imposible, pero un último baile de azulgrana sería el final perfecto en su cuenta de hadas.

Seamos realistas: con los elogios y reconocimientos del presidente y el club no basta para conseguir que Messi vuelva. Para que sea viable se necesita más dinero, un proyecto que pueda ganarlo todo y que Laporta haga las paces con él y su entorno. Sinceramente, no sé qué es más difícil. Pero a día de hoy, que Messi vuelva al Barça NO es una opción real.