Una buena parte del barcelonismo culpa a Josep María Bartomeu de las derrotas del equipo y de todos los problemas habidos y por haber. Hay otra parte que lo quiere fuera del club aunque sepa que la vida del presidente al frente de la entidad expira dentro de diez meses. Lo quieren fuera ya y por eso están promoviendo una moción de censura.

Da igual el momento. No hay pandemia que valga, ni siquiera la amenaza de Messi de marchar del club detiene el alud contra Bartomeu. Es la demostración más clara de la desunión que vive el Barça. Pero ya sabemos que la palabra unidad no existe ni en los partidos políticos que dicen que van “junts”. Aquello de “tot el camp és un clam” que dice el himno y la de “ara estem d’acord estem d’acord” ha pasado a mejor vida.

Digo yo que esa parte del barcelonismo debería estar centrando sus fuerzas y acumulando ideas para presentar proyectos que ilusionen a los aficionados. Ya sé que alguno dirá que el primer proyecto es la moción de censura, que va encaminada a salvar el club de un naufragio mayor.

También sería bueno que surgieran ideas sobre el caso Messi, que parece haber sido engañado para tirar una parte importante de su vida como la está tirando. Messi, considerado el más grande futbolista que ha pasado por el Barça, ha abandonado el vestuario y se ha quedado sin balón, lo que más le ha gustado en su vida.

Él y su esposa han dejado de subir esas fotos en las redes sociales en las que irradiaban felicidad junto a sus hijos. Dicen que tomó la decisión de abandonar el club que le dio todo porque desea un proyecto ganador, quiere otra copa, otro balón. En el fondo, él, o su padre, no creen en el futuro del Barça. Y ahí, por lo menos, los aspirantes a la presidencia del Barça podrían decir algo.