El Real Madrid está saciado, tras ganar la pasada temporada la Liga y la Champions. Pasan los años y todo sigue igual en el club que preside Florentino Pérez. El Barça, en cambio, pasó del todo a la nada. De ganar ocho Ligas en 11 años ha encadenar tres fiascos. El éxito confundió a todos en el Camp Nou y de la gloria se pasó al desencanto y la frustración. No supo renovarse y la reconstrucción comenzó tarde y condicionada por su delicada situación económica. Los síntomas de mejoría son evidentes en los últimos meses y el enfermo puede sanar en Riad si gana la Supercopa de España.

Nunca, o casi nunca, una Supercopa tuvo tanto valor para el Barça. Es un título menor, cierto, pero también la gran ocasión para tumbar a un Madrid autoritario que gana casi por inercia. Hace un año, en el mismo escenario, el equipo de Xavi tuvo contra las cuerdas al de Ancelotti, pero el Madrid ganó por su mayor pegada. Al Barça le faltaba gol y hoy tiene a Lewandowski. Otros problemas parecen enquistados, pero el delantero polaco simboliza la transformación azulgrana.

El Barça tiene a Lewandowski y el imprevisible Dembelé, y el Real Madrid amenaza con Benzema y Vinicius. Ambos equipos tienen también dos porteros en gran forma, Ter Stegen y Courtois, y sufren mucho en defensa. Ya no son tan poderosos como antes.

En el Madrid, Florentino lo tiene todo controlado, o eso parece, y Ancelotti tiene un currículo increíble. En el Barça, en cambio, todo son urgencias. En su segunda etapa como presidente, Laporta solo ha conquistado una Copa del Rey y Xavi todavía no se ha estrenado como técnico azulgrana. Pedri, Gavi, Araujo y compañía también tienen ganas de hacer algo sonado.

En Riad, el Barça deberá ser ambicioso pero no suicida. Deberá minimizar errores absurdos y Xavi podría optar por jugar con cuatro centrocampistas. Cuanto más control tenga su equipo, mejor. El Madrid vive de las transiciones rápidas y penaliza cualquier despiste rival. Xavi y el Barça lo saben por experiencia.

El barcelonismo espera una victoria en la Supercopa para soñar a lo grande. El club está en manos del equipo desde que el pasado verano Laporta activó cuatro palancas. El círculo virtuoso solo se activará a base de victorias y el Barça necesita el punto de inflexión. Como dijo Xavi, su equipo tiene la obligación de ganar la Supercopa. Su necesidad contrasta con la suficiencia madridista. Por eso, la historia del Barça puede cambiar en Arabia Saudí. Es su gran oportunidad.