La política de fichajes del Barça en el mercado de invierno ha sido un auténtico despropósito. Un horror. El problema, no obstante, arrancó medio año antes, cuando la entidad renunció a la contratación de un sustituto para Luis Suárez, un problema que ya lastró a la plantilla hace un año.

Lesionado otra vez Suárez, con unas rodillas cada día más frágiles, el Barça se encomendó a la recuperación de Dembélé, un futbolista con músculos de cristal y una vida poco ordenada. El francés ya tenía un amplio historial de percances y ni tan siquiera estaba para jugar cuando se abrió el mercado de invierno.

El Barça, sin embargo, priorizó la salida de futbolistas como Aleñá, Todibo, Wagué y Carles Pérez para hacer caja y desprenderse de futbolistas que interpretaban un papel muy secundario. Curiosamente, nadie llegó para sustituirles.

Descartado el valencianista Rodrigo por su elevado coste, el Barça optó por pasar página. Rodrigo, con suerte, puede ser un buen complemento para el equipo de Quique Setién, pero poco más. El problema, sin embargo, explotó con la nueva lesión de Dembélé cuando el mercado de invierno ya estaba cerrado.

Al Barça se le abrió una pequeña ventana, pero con muchas limitaciones. El gran problema es que el club solo dispone de 15 millones y, claro, las posibles incorporaciones asustan. Nunca, nunca en la historia del Barça se había especulado con tantos futbolistas mediocres, de medio pelo, como Roger Martí, Ángel, Lucas Pérez o Loren.

Eric Abidal acumula muchos errores. Si torpe fueron la declaraciones contra los futbolistas que sublevaron a Messi, poco habilidoso ha estado el francés en la búsqueda de una alternativa atractiva.

El Barça, por una vez, debería aprender del Espanyol. Con una economía nada boyante, el club blanquiazul tuvo muy clara su prioridad. En una situación crítico, no valían medias tintas ni experimentos con gaseosa. Lo tuvo claro el Espanyol con el fichaje de Raúl Tomás, el delantero que simboliza su metamorfosis. Los periquitos, eso sí, abonaron 20 millones de euros.

Ante un panorama tan desolador, mejor quedarse quietos. Tampoco es que haya muchas alternativas en el Barça B, pero el ridículo de hace un año con Boateng fue mayúsculo. Igual es preferible jugar con un falso 9 o colocar al descarado Fati como delantero centro.