Xavi tenía deberes en Qatar y los ha cumplido. La semana pasada viajó con toda su familia. De hecho, su padre Joaquim ya no se perdió el encuentro de la Roja contra Costa Rica. Pero el viaje del de Terrassa ha servido para reencontrarse con sus compañeros de viaje cuando era jugador, como por ejemplo Andrés Iniesta o David Villa, así como para no perder de vista que sigue siendo el entrenador del Barcelona. 

Así pues, también aparte de ver al emir y los altos cargos del gobierno de Qatar con quienes mantiene buenas relaciones, se marcó en la agenda un encuentro con Ronald Araujo. Los servicios médicos del Barça creen que está estirando más el brazo que la manga y su recuperación puede peligrar si sigue el plan marcado por Uruguay. Y de ahí la discordia que pueda tener el club con la selección latinoamericana.

Pero debemos hablar claro también. Si Araujo juega es porque él quiere y si no, como de momento se constata, es porque él también lo ha decidido. En el fútbol, aunque sea un juego de equipo, cuando se trata de lesiones siempre acaba pesando el individualismo de los jugadores. Ya lo vimos con Umtiti marchándose a Qatar para operarse cuando desde aquí le decían que lo suyo no tenía remedio. O, en otras épocas, el mismo Dembelé.

Hay una especie de anarquía de todos ellos que, quizás porque estos aspectos no se recogen en las cláusulas del contrato, pueden hacer lo que quieran y tomar decisiones que afecten a corto o largo plazo en la planificación de todo un equipo. En este caso, se debe premiar el compromiso que, de momento, ha cogido Araujo. También se deduce un segundo aspecto: su lesión, hablando llanamente, no es ninguna tontería.

Actualmente está en manos del doctor finlandés Sakari Orava. Este especialista de la musculatura de deportistas de élite no se desplaza a ningún sitio, sino que pone él las condiciones. Todos aquellos que quieren, deben viajar hasta Finlandia y, pese a su edad avanzada, parece que sigue siendo el doctor imprescindible cuando hay alerta roja. Orava tiene muchos precedentes: desde lesiones a jugadores de baloncesto como Pere Tomàs hasta el propio Vermaelen cuando ya no podían “curarlo” de su lesión crónica. Está en buenas manos, las mejores. Aunque eso nos pone en un serio aviso de lo que se juega el uruguayo si tiene prisa por volver a jugar.