El Barça, el de toda la vida, parece que ha vuelto. Al menos, por las percepciones y temores de sus aficionados. La historia no se olvida fácilmente en un club que en la última década lo ha ganado todo pero que antes podía pasarse 14 años sin lograr una Liga y festejaba a lo grande una Copa del Rey o una Recopa. Las actuales sensaciones son contradictorias. La edad influye mucho.

El inicio de la Liga ha sido decepcionante: una victoria, un empate y una derrota. Es decir, cuatro puntos de nueve posibles. Los trompicones del Real Madrid (una victoria y dos empates) alivian muchas penas, pero el barcelonismo no las tiene todas consigo en una temporada que ha empezado demasiado movida después de una pretemporada atípica, con partidos en Asia y en Estados Unidos, y tres estrellas (Messi, Luis Suárez y Dembelé) apagadas por sus respectivas lesiones.

El fichaje imposible de Neymar puede pasar factura, pero el diagnóstico es muy variable. Y pocos sitios mejor que un bar para pulsar el estado de ánimo del barcelonismo, muy dispar de una semana a otra. “Este año será un desastre”, pronostica un veterano aficionado. “No pasa nada. Este año todo irá más apretado. Siempre nos sobraban puntos”, responde otro hincha, mucho más desacomplejado.

El Barça, finalizado el maldito mercado de verano, debe calmarse y recapacitar. Hay síntomas preocupantes. El equipo no gana a domicilio desde abril y Valverde no inspira demasiada confianza. Buen gestor de egos, da la sensación de que el Barça necesita una terapia de choque para reactivarse. La autocomplacencia, otra vez, puede ser el gran enemigo del equipo.

Tampoco va muy sobrado el Real Madrid, donde ya se cuestiona a un tipo tan cabal como Zinedine Zidane, el técnico con el que encadenó tres Champions consecutivas tras rescatar a un equipo que estaba hundido en la miseria.

El Atlético, sin hacer mucho ruido y con el Cholo Simeone controlándolo todo, ya ha puesto la directa. No convence, pero gana casi por inercia. Le falta fútbol, pero le sobra carácter y ha encontrado en Joao Félix el mejor antídoto para superar la marcha de Griezmann. Tres partidos, tres victorias por la mínima y nueve puntos. Más eficacia, imposible.

Este fin de semana no hay Liga. Y, durante unos meses, no se especulará más, o no debería especularse, con el posible regreso de Neymar. El Barça, sin el brasileño, tiene mejor plantilla que hace un año y Valverde necesitará algo más que su sentido común para reflotar a un equipo desorientado. Su mejor aliado, sin duda, será Leo Messi. Si el argentino sigue enchufado, todos los debates saltan por los aires.