Ha costado lo suyo. Muchos años. Demasiados. Históricamente, el Barça ha sido un club que ha fichado caro y ha vendido a precio de saldo, o peor. Pero algo está cambiando en el Camp Nou desde que Josep Maria Bartomeu rebajó el protagonismo de los directivos y se encomendó a sus ejecutivos.

El Barça ya no es aquel club que fichaba a los mejores futbolistas del mundo, costaran lo que costaran. Si se tenían que pagar 24 millones de euros para abonar la cláusula de rescisión de Rivaldo, se pagaban y punto. O se rechazaban 50 millones de euros por el crack brasileño en 2001 y en 2002 se rescindía su contrato sin beneficio alguno. O se fichaba a Ibrahimovic por 70 millones y un año después se malvendía. El barómetro sobre el estado de ánimo del socio barcelonista no variaba por los ruinosos negocios de sus dirigentes, sino por los títulos que ganaba el equipo de fútbol.

En un mundo mucho más global que hace una o dos décadas, el Barça tiene muchos problemas para fichar a los jugadores más deseados. El Real Madrid ya no es su gran rival. Los clubes de la Premier manejan mucho más dinero y el PSG rompió el mercado hace dos años cuando abonó 222 millones de euros por Neymar.

El pasado verano, el Barça ingresó unos 130 millones de euros en traspasos (muy celebrados fueron los 52 millones que abonó el Everton por Yerry Mina y Digne) e invirtió 126 millones de euros en Malcom, Alexis, Arthur, Lenglet y Wagué. Dentro de unos meses, el escenario podría ser parecido y todos (o casi todos) asumen que el club no podrá fichar a De Jong y De Ligt. El Barça tendrá que priorizar y todo apunta que se decantará por el primero, del mismo modo que para fichar un delantero centro de prestigio deberá sacrificar alguna pieza. ¿Tal vez Coutinho?, un futbolista con mucha clase y menos rendimiento.

El ingenio y la valentía en la toma de decisiones definen la nueva política de fichajes y traspasos del Barça, que podría traerse gratis a Rabiot (¡qué mejor venganza tras la marcha de Neymar!), un futbolista que encajaría perfectamente en el ecosistema azulgrana. Más dudas suscita el rendimiento inmediato de Todibo, el defensa del Toulouse de 19 años que estaba en el punto de mira de la Juventus y que también llegará a coste cero.

Todibo no tiene ADN barcelonista y solo ha jugado 10 partidos en la Ligue 1, pero es un defensa muy atlético que aportaría un nuevo registro. Si encaja en los planes del futuro entrenador, perfecto; si no, siempre quedará la opción de cederlo a otro club o venderlo a buen precio. Su fichaje, nada glamouroso, es la mejor constatación de que algo está cambiando en el Barça, que en breve afrontará la mayor operación del siglo XXI con la remodelación del Camp Nou y la construcción del nuevo Palau. Una operación que exige mucho rigor económico.