Las penas de cárcel tienen dos funciones la parte punitiva, el castigo por cometer un delito; y otra de reinserción, para que los reos sean conscientes que sus crímenes han generado daño o perjuicio al otro. Para ello, han las prisiones hay terapias al respecto, y en una de ellas se han juntado tres asesinos: José Bretón, Miguel Carcaño y Sergio Morate.
El lugar de encuentro es el centro penitenciario de Herrera de la Mancha de Ciudad Real, donde cumplen condena. Bretón fue condenado a 40 años por matar a sus dos hijos, Carcaños, a 21 por el asesinato de Marta del Castillo; y Morate, a 48 por acabar con la vida a su novia y a una amiga.
"Jamás les haría daño"
El pasado 12 de mayo, ellos y otros siete presos más acudieron a unos talleres de diálogo restaurativo para que asuman qué han hecho, reconozcan el dolor causado y traten de querer resarcirlo en la medida de lo posible. En el caso de estos tres criminales parece que ha tenido efecto.
El periodista Pedro Simón revela que Bretón confesó que estuvo "15 días planeándolo todo, porque quería hacerle daño a ella”. Ante el relato de los hechos, advirtió a sus compañeros: “Tranquilos, los niños no sufrieron. Yo jamás les haría daño". Lo cierto es que acabó con sus vidas, admite que no sólo acabó con la vida de sus hijos sino que también los quemó. "Lo que yo hice es lo peor que puede hacer un ser humano", asume.
Reconocimiento
Carcaño es consciente que tendrá que irse de España cuando salga por todo lo que hizo ya que entiende que la gente le odie. Pese a todo dice no saber dónde está el cuerpo de Marta del Castillo y asevera que los padres de la joven saben que es así.
Morate, por su parte, es más frío. No se arrepiente tanto de los actos cometidos como del impacto que ha provocado en su propia familia y, en especial, su madre.