Los ciudadanos de Strabane (Irlanda) se han levantado con la trágica noticia de que Margaret Loughrey, ganadora de 31 millones de euros con el Euromillones, ha aparecido muerta.
La mujer, de 56 años, fue afortunada con el premio en 2013. Con la mitad del dinero se montó un imperio inmobiliario valorado en 150 millones de euros y los otros 15 los donó a causas benéficas.
Poca felicidad
Lo que para muchos podría ser motivo de alegría se tornó en desgracia. Loughrey confesó poco tiempo después que sentía que el dinero había “arruinado su vida”.
La irlandesa asegura que vivía sola y que no veía placer alguno en disfrutar de toda esa fortuna en esta situación. La única alegría para ella era ver "que los demás están contentos".
Desgracias
Los millones no la hicieron cambiar, se quedó en su pueblo y contribuyó a mejorarlo. No quería hacer gala de lo que tenía. "Sé lo que es vivir sin nada, y prefiero regalarlo para evitar echar de menos algo que nunca tuve", afirmaba en 2014.
Un año después todo cambió. Empezó a tener problemas con algunas empresas, fue condenada a 150 horas de trabajos sociales por agredir bajo los efectos del alcohol a un taxista, entre otros problemas.
Lamentaciones
"El dinero no me ha traído más que dolor. Ha destruido mi vida", lamentaba en 2019 tras ser condenada por una broma sobre religión de un empleado suyo. Dos años después ha muerto.
La policía investiga las circunstancias de su muerte. Todo apunta a que ha fallecido “por causas naturales y no hay ningún tipo de sospecha alrededor”. El alcalde del municipio asegura que los vecinos están muy afectados.