El Vall d’Aran y la Alta Ribagorça registraron la noche del sábado un terremoto de 2,7 grados de magnitud en la escala Richter con epicentro en Huesca, en el municipio de Montanuy.
Según el Instituto Geográfico Nacional, el seísmo se ha dejado notar, además de en la localidad oscense, en Aneto y poblaciones como Castejón de Sos, San Juan de Plan, Villanova, Chía, Sesué y Benasque, y ha llegado hasta Viella, en el Vall d’Aran (Lleida).
Sin localidades dañadas
El Instituto Cartográfico y Geológico de Cataluña (ICG) ha informado que no ha provocado ningún daño en ninguna localidad.
“Hemos escuchado un sonido fuerte que nos ha llamado la atención y enseguida hemos pensado que podía tratarse de un terremoto porque ya nos ocurrió este verano”, ha explicado la alcaldesa de Montanuy, Esther Cereza, para El Heraldo de Aragón. Sin embargo, no se esperaba que el epicentro fuera en su municipio: “El ruido ha durado más tiempo, pero tampoco hemos advertido nada más, ni temblores de suelo, ni que se movieran cosas en las mesas y las estanterías”.
Zona propensa a sufrir terremotos
En la zona del Pirineo suelen ocurrir estos fenómenos geológicos, aunque la mayoría de las veces son tan suaves que ni se perciben.
Uno de los más fuertes en los últimos años fue el del 3 de abril de 2019. El epicentro del terremoto fue la Seu d’Urgell y tuvo una magnitud de 4,3 grados, llegándose a sentir en varios puntos de Barcelona y Tarragona.