Tenía 19 meses de vida y murió poco después de entrar en urgencias con quemaduras que cubrían el 65% de su cuerpo. Es la historia de Gracie Crowder, un bebé que falleció el pasado 6 de marzo y a cuya madre se le acusa de asesinato tras meterla en agua hirviendo y desentenderse de ella.
Según el relato de los hechos realizado por el Daily Mail, Katie Crowder, la madre, habría metido a la niña en agua hirviendo y la dejó gritando de dolor durante al menos una hora, situación que le provocó un paro cardíaco. Tras esto, lejos de pedir ayuda, la mujer se puso a limpiar su casa de Mansfield, en Inglaterra.
La madre niega el homicidio
Fue pasado un rato cuando Crowder acudió a casa de sus padres con la niña en brazos. Según el relato de la abuela, la madre llegó “presa del pánico” y cuando le preguntaron qué había pasado respondió que la había encontrado así. La declaración de la madre, que niega las acusaciones de homicidio, se basa en asegurar que encontró a la pequeña bocabajo en el baño junto al cubo de la fregona.
Pese a ello, el Tribunal de Nottingham considera que la muerte del bebé fue un “acto deliberado e ilegal” por parte de la madre, que "sabía lo que había hecho”. La fiscal del caso también ha coincidido en que la niña careció de atención durante una hora mientras "gritaba enérgicamente" de dolor. La acusación considera que durante ese tiempo Crowder "estaba pensando en una forma de explicar lo que había hecho”.
Consumo de cocaína
La investigación de los hechos también ha hallado restos de cocaína en la sangre de la madre cuatro horas después del suceso, de lo que se deduce que el consumo de la droga se produjo sobre una hora antes de la muerte de la niña.