Corren tiempos difíciles para todos. También para los gigantes. Y unos de los más afectados son las empresas del sector turístico, que han visto cómo su actividad pasaba de cien a cero en apenas unos días. Tras el respiro en algunos países como España, volver a iniciar su operativa les está resultando, en muchos casos, complicado. Las pérdidas después de varios meses sin poder desarrollar su negocio están siendo una losa importante que, en algunos casos, les está resultando muy difícil de superar.
Un claro ejemplo de todo esto lo vemos en Carnival, la naviera estadounidense que se enfrenta a las mayores pérdidas de su historia. La solución para superar tremendo bache pasa por desprenderse de trece buques, reduciendo así sus plazas turísticas, pero también sus pérdidas económicas. El objetivo, ser una empresa más eficiente y rentable, algo que solo pueden conseguir si el resto de sus barcos salen al mar y retoman una actividad que ha sido duramente castigada por el coronavirus.
Trece barcos menos
Desprenderse de trece de sus buques le supone a Carnival eliminar el 9% de sus plazas de alojamiento sobre el mar. Se espera que la operación se culmine este mismo verano, tras asumir unas pérdidas de 2.400 millones de dólares entre los meses de abril y junio de 2020. Está siendo un año demoledor para todos y lograr reducir gastos para aumentar el margen de beneficios es la prioridad de todas las empresas que se asoman peligrosamente al afilado barranco de la quiebra.
Arnold Donald, presidente de Carnival, ha querido lanzar un mensaje tranquilizador a sus accionistas, asegurando que la situación está controlada y que el objetivo es recuperar los sólidos datos de su inversión en un futuro muy cercano. Con la venta de los barcos recuperarán liquidez a la vez que reducirán significativamente sus gastos fijos, en esta época de incertidumbre en la que no se puede retomar la actividad con total normalidad y las cancelaciones siguen aumentando.
Cuándo reanudarán actividad
Al igual que el resto de navieras, Carnival está a la espera de ver cómo evoluciona la situación mundial. El mayor problema al que se enfrentan las empresas de cruceros es que sus rutas recalan en puertos de diferentes países, por lo que no en todos los casos es fácil de gestionar, ya que cada país tiene sus propias restricciones y sus medidas de actuación para frenar el contagio del coronavirus. Por el momento, se espera que el 30 de septiembre recuperen parte de su actividad, aunque no hay fecha para una vuelta a la normalidad absoluta.
Pero, además de estas restricciones en los puertos de llegada y salida, Carnival se enfrenta a otro problema: los barcos que ya tenían encargados para renovar su flota se están retrasando, por lo que se están cancelando cruceros hasta mayo 2021. Un problema que, sin embargo, parece ser un mal menor ya que, de cualquier modo, son los propios viajeros los que están solicitando la cancelación de sus viajes ante el temor del virus y todos los problemas a los que se enfrenta el sector turístico.
Recuperar la normalidad
El objetivo, tanto de Carnival como de cualquier otra naviera, es recuperar su normalidad y volver a navegar por los mares de todo el mundo. Pero todavía queda mucho camino por andar. En el caso de la estadounidense Carnival, su normalidad pasa por recibir los buques de su nueva flota, ya encargados antes de la pandemia, para poder restablecer las rutas que tenían proyectadas. Por supuesto, la apertura de puertos y la relajación de medidas sanitarias también son vitales para que el negocio de los cruceros pueda retomarse.
En cuanto a los viajeros, la mejoría en algunos países (principalmente en Europa) está motivando que aumenten las reservas. Según datos de la compañía, la mayor parte de las reservas que Carnival tiene para el año 2021 se han realizado durante el mes de junio. En la página web de la compañía se pueden ver algunas de las medidas anti-covid que tienen planeadas, así como la posibilidad de los viajeros de hacer cambios en sus reservas hasta el 31 de mayo de 2021. En estos difíciles momentos, devolver la confianza al viajero es vital y esto se consigue flexibilizando las políticas de modificaciones y cancelaciones.