La celebración del Día de Sant Jordi ha sido una de las grandes perjudicadas de este año 2020. La pandemia y el confinamiento en el que España se encontraba inmersa el 23 de abril provocaron un precipitado e insólito cambio de planes. Las calles no se llenaron de rosas y libros y hubo que conformarse con una edición virtual, donde los escritores dieron charlas desde sus casas y los lectores que quisieron comprar un nuevo libro lo hicieron a través de las tiendas online.

La promesa de revivir un Sant Jordi tardío se cumplió. Otro día 23, en este caso tres meses después de la fecha oficial, fue el elegido para recuperar la ilusión por los libros y unir a lectores y escritores en las calles de Cataluña. Sin embargo, los rebrotes han llegado justo en torno a este 23 de julio y algunas ciudades ya han confirmado que no harán ningún tipo de actividad para evitar que se continúe expandiendo el virus. Lleida, la provincia más perjudicada de España en el momento actual, vuelve a cancelar la festividad de Sant Jordi.

Lleida se queda sin Sant Jordi

Es cuanto menos insólito que se cancele la celebración de Sant Jordi. Pero que se haga dos veces en un solo año es algo aún más extraño. Es lo que le ha sucedido a Lleida, ciudad que en un comunicado oficial ha confirmado que la situación sanitaria es la responsable de cancelar la celebración de Sant Jordi en la calle. A pesar de los esfuerzos para que se pudiese hacer homenaje a esta tradición, finalmente la situación actual ha obligado a su cancelación, por la seguridad de todos.

Una librería, donde se harán pequeños encuentros en Lleida / S. Hermann & F. Richter EN PIXABAY

Esto supone que las calles de la ciudad no se llenarán con los tradicionales puestos donde los libreros y editoriales ofrecen un espacio para comprar y descubrir nuevos libros, ni habrá firmas multitudinarias de los escritores, quienes ven en Sant Jordi una excelente oportunidad para pasar un rato con sus lectores y darse un baño de masas. Sin embargo, los organizadores sí han explicado que habrá programación digital y que también se ofrecerán pequeñas iniciativas físicas, siempre priorizando que no se congreguen muchas personas a la vez en un mismo punto.

Barcelona, también afectada

Aunque las restricciones de Lleida son mucho más duras (hay que recordar que la ciudad ha vuelto temporalmente al confinamiento debido a los rebrotes), no es la única afectada en este Sant Jordi que, además de llegar tarde a su cita anual, de nuevo se encuentra con problemas que imposibilitan su celebración con normalidad. Barcelona, otra de las ciudades afectadas por los rebrotes, ha cancelado la cita en Passeig de Gracia por segunda vez en un año, aunque ofrecerá alternativas.

No habrá puestos en las calles para impedir que se concentren grandes cantidades de gente en ciertos espacios, aunque se trate de lugares al aire libre. Sin embargo, sí que se mantienen los encuentros en librerías y floristerías, siempre controlando aforos. De este modo, se permite celebrar un Sant Jordi muy diferente, donde la prioridad es (al contrario que otros años) evitar que acudan muchas personas a un mismo punto en el mismo momento y proteger así la salud pública.

 

Disfrutar de la lectura en casa

El sector del libro, ya castigado de por sí, está siendo uno de los grandes perjudicados de esta pandemia. Ferias tan importantes como Sant Jordi en Cataluña o la Feria del Libro de Madrid tuvieron que posponerse. Las librerías cerradas y las imprentas paradas durante tantas semanas provocaron también retrasos considerables en el lanzamiento de libros y disminución de las ventas.

Con este 23 de julio, que tampoco podrá celebrarse como se esperaba, los libreros, editoriales y escritores hacen un llamamiento a disfrutar de la lectura en casa, comprando nuevos libros para ayudar a preservar el sector, ya sea a través de librerías online o acercándose a las tiendas físicas que sí abrirán en este Sant Jordi veraniego. Algunas de ellas también siguen ofreciendo el envío a domicilio para llevar la cultura a todos los hogares y que la pandemia no sea una excusa para dejar de leer. Toca adaptarse a los nuevos tiempos.