Sorpresa mayúscula la que se han llevado la policía y los técnicos de Sanidad, aunque algo ya sospechaban.
De hecho, las sospechas les han llevado a realizar un registro en una tienda de comida "gourmet" –así reza en el cartel del local– que sí, resultaba ser una tapadera.
Restos de sangre
En el interior del comercio, al fondo, policías y técnicos de Sanidad han descubierto cinco habitaciones habilitadas como clínica dental y estética –con ocho camillas y aparatos de odontología y de tratamientos estéticos– clandestina y totalmente ilegal. Y todos los indicios sugieren que por allí han pasado algunos clientes en los últimos días: en las papeleras han encontrado restos de intervenciones, con sangre.
Ante este escenario, la policía ha detenido a la dueña y a una dependienta, ambas de origen asiático, imputadas por un delito contra la salud pública y otro de intrusismo profesional. La propietaria ha asegurado que compraron los materiales por internet y que los utilizaba una persona supuestamente diplomada que hacía allí tratamientos estéticos.
Pepinos de mar
Pero había más sorpresas en ese local de la calle Nicolás Sánchez, en el distrito madrileño de Usera. La policía también ha descubierto productos farmacéuticos de origen desconocido, así como cincuenta cajas de Placentex –un cicatrizante muscular–, sin control ni registro.
Además, entre los alimentos gourmet han hallado unas bolsas de unos alimentos deshidratados que resultaron ser holothuroideas o pepinos de mar, unos animales marinos no autorizados y que además no tenían etiquetas con su procedencia y garantía de control.