“A las 19.30 horas me fui a la cama. A la una de la madrugada me desperté y estaba ciega", relató al Irish Mirror Suzanne Dunne, una enfermera que se quedó prácticamente sin visión a consecuencia de un parásito en sus lentillas. "No sabía lo que estaba pasando porque lo veía todo negro. Mi vista había desaparecido por completo”.
Lo que en realidad había ocurrido es que el parásito, llamado acanthamoeba, se había instalado en sus lentillas mientras ella estaba en dándose una ducha y llegó a su ojo al ponérselas.
Queratitis severa
La bacteria suele estar en todo tipo de aguas, por lo que cualquier ser humano puede entrar en contacto con ella al bañarse o al beber agua. Si llega a los ojos, como en el caso de Suzanne, puede llegar a causar infecciones oculares graves como la queratitis severa, que es lo que sufrió la afectada.
“Tuvieron que echarme un blanqueador en el ojo para eliminar el parásito. Me dijeron que contara hasta diez, pero el dolor era muy intenso. Tanto que incluso tuve que tomar morfina. El dolor era como un cuchillo caliente atravesando mi ojo", explica la joven, de 30 años, que permaneció ingresada más de dos semanas para tratar de acabar con la infección. “El personal médico me dijo que logró limpiar los nervios para salvar el ojo, pero que tenía que permanecer en el hospital durante bastante tiempo”.
Desinfectar las lentillas antes de usarlas
"Quiero avisar a la gente para que no pasen por lo mismo que yo. En invierno estás a salvo, pero en verano, con un calor como el que está haciendo, el parásito se multiplica y es endémico”, alerta Suzanne Dunne, que recomienda a las personas que utilicen lentillas que extremen la precaución y las desinfecten antes siempre que se las vayan a poner.