Tres amigos decidieron ir a pasar el día de caza a la jungla, pero nunca imaginaron que una aventura podría acabar con la vida de uno de ellos. Kevin, Lizzy y Nikhel se adentraron en el bosque cuando Lizzy, de 19 años, notó un pinchazo en su pierna. Según explica The Daily Mail, Kevin lideraba la expidición y tras enfocar al suelo observó a una serpiente.
"Supe al instante que a Lizzy le quedaba muy poco tiempo de viva y teníamos que sacarle el veneno y llevarla al hospital". Sin apenas haber empezado su día, regresaron al coche para trasladar a su amiga al hospital. El centro sanitario más cercano estaba a cinco horas en coche. Allí los médicos les prestaron a Lizzy los primeros auxilios, le extrajeron la sangre superficial y vendaron la herida, pero no disponían el antídoto correcto para tratar adecuadamente la mordedura de la serpiente.
Exceso de velocidad
Pese a que el veneno podía estar circulando por la sangre de Lizzy, los médicos se vieron incapaces de actuar con proporcionalidad a los hechos. Kevin tuvo que volver a coger el coche hasta Georgetown, Guyana. Ya en la carretera principal y a gran velocidad debido a la gravedad de los hechos, la policía dio el alto al vehículo.
"Le expliqué al oficial lo que había sucedido y que ella necesitaba el antídoto, a lo que respondió: 'ese no es mi problema, ni es una excusa para violar la ley'", asegura Kevin. Asimismo, agregó que el oficial se negó a dejarlos ir mientras Lizzy yacía agonizando en el asiento trasero.
"Tienes que estar contento porque solo te estoy poniendo una multa, porque tu vehículo tiene demasiado barro y no puedo distinguir las matrículas", añadió el policía. Tras el pequeño percance llegaron a tiempo al hospital y los médicos pudieron salvarle la vida. De momento, permanece ingresada tras correr una carrera a contrarreloj por su vida.