La historia de Amit Patel y su perra guía, Kika, es una de esas que hacen perder la fe en la humanidad.
Hace unos días Patel –un cirujano de 37 años que perdió la vista hace cinco años– y Kika entraron en el metro de Londres huyendo de la lluvia. Al entrar en la zona del vagón reservada para discapacitados, Patel pidió que le cedieran un asiento, pero todos los pasajeros le ignoraron, lo que le hizo sentirse humillado.
"Es humillante"
"Las personas pueden ser tan egoístas que fingen que no pueden ver ni oír cuando pregunto si hay un asiento disponible", lamentó el médico en una entrada en las redes sociales.
"Es tan humillante cuando lucho por encontrar algo para agarrarme y mantener a Kika a salvo al mismo tiempo, que es normal ver una lágrima cayendo por mi rostro", añadió, antes de sentenciar que "la vida es bastante difícil" para personas en su situación.
Golpes y pisotones
Patel ha relatado en otras ocasiones las dificultades que le ponen la mayoría de las personas que viajan en el transporte público de la capital del Reino Unido, recibiendo golpes y pisotones –tanto él como su perra– cuando la gente corre por entrar en los vagones.
En esta última ocasión, su humillación fue mayor al constatar que su fiel compañera –a la que un pasajero pisaba la cola– se resbalaba angustiada sobre el suelo húmedo del vagón.