Un ciudadano de Yunnan, China, rescató a un cachorro abandonado en una fosa en 2015. El hombre vio al pobre animal indefenso y decidió adoptarlo. Él mismo alimentó al pequeño con leche, maíz y salsichas, pero según pasaban los meses el animal crecía más y más.
De repente, una tarde vio como el animal se alzaba sobre sus dos piernas traseras y empezaba a caminar. La caminata no duró mucho y el hombre no quiso aceptar sus peores temores. A los ocho meses, el supuesto cachorro alcanzaba los 80 kilos y el metro setenta de altura, por lo que finalmente asumió que no se trataba de un perro.
Rescatado
Pese a que parezca imposible, el hombre seguía firme en su creencia y decidió enjaular al animal por la seguridad de su familia. Finalmente, las autoridaddes y funcionarios del departamento forestal se enteraron del caso y se hicieron cargo del animal, confirmando que se trataba de un oso.