Un juzgado de Las Palmas de Gran Canaria ha condenado a cuatro años y cuatro meses de cárcel a un exmando de la Policía Canaria por haber acosado laboralmente a dos agentes, uno de los cuales sufre debido a ello secuelas psicológicas que lo incapacitan para el trabajo.
La sentencia declara al procesado, Carmelo Martín S.D., culpable de dos delitos de acoso laboral y otros dos de lesiones psicológicas y lo condena a indemnizar a los perjudicados con 65.505 euros, cantidad de la que responderá subsidiariamente el Gobierno canario.
Trato humillante y discriminatorio
El Juzgado considera probado que este antiguo subinspector, apartado del cuerpo por otra condena anterior –cuatro años de cárcel por falsear los cargos contra un detenido–, "mantuvo a sabiendas desde 2010 un trato humillante, ofensivo y discriminatorio" respecto a un agente.
Este trato continuó "de forma reiterada" en las reuniones informativas de primera hora, en los vestuarios y delante de compañeros, en episodios en los que el acusado decía a su subordinado que no merecía ser policía y que había personas "que solo servían para estar rodeadas de putas y maricones".
Ansiedad y depresión
El juez añade que Carmelo Martín S.D. asignaba a ese policía con más frecuencia que al resto de agentes "los servicios peor considerados por todos, por su falta de dinamismo o actividad, o por su soledad". También considera acreditado que influyó para que se denegara a ese agente una licencia de estudios y algunos cambios de turno.
La sentencia subraya que la "continua, sistemática y deliberada conducta de hostigamiento y presión" que sufrió por parte del condenado provocó a ese agente de la Policía autonómica "un transtorno adaptativo mixto con ansiedad y depresión", que ha llevado a que la Seguridad Social le conceda la incapacidad permanente para seguir desempeñando ese tipo de trabajo.
Un segundo afectado
El segundo perjudicado por el trato de este antiguo subinspector de la Policía Canaria sufrió su acoso después de haber sido citado a declarar en la otra instrucción penal. A raíz de ello, Carmelo Martín S.D. le llamaba en público "flipao, chiflao y militroncho" (se trataba de un agente que antes había sido militar), le asignaba "los servicios peor considerados" y le reprochaba en falso ausencias del puesto de trabajo "con la clara intención de que le abrieran expedientes".
La sentencia resalta que para "escapar" de esa situación, "absolutamente insoportable", el segundo agente afectado por el acoso de Carmelo Martín S.D. pidió una excedencia voluntaria, porque llegó a sufrir un transtorno con síntomas ansiosos-depresivos.