La Audiencia de Jaén ha condenado a 29 años y medio de prisión a un vecino de Valdepeñas, Jaén, por, entre otros delitos, maltratar y violar a su mujer y dos hijas cuando estas eran menores de edad, en concreto con cuatro y ocho años.
Por otra parte, la sentencia le obliga al pago de indemnizaciones por valor de 120.000 euros y otros 41 años de prohibición de alejamiento y comunicación, así como de entrar, permanecer o acudir a la localidad de Valdepeñas de Jaén.
Negación de los hechos
Aunque el acusado negó todos los hechos durante el juicio y se defendió diciendo que todo era "mentira”, el tribunal establece en la sentencia que "hay suficiente prueba para formar una convicción judicial respecto de la autoría por parte del acusado en cuanto a los hechos denunciados". El juez también reconoce el peso y la veracidad del testimonio de la madre que relató los 13 años de convivencia con el acusado como un tiempo repleto de "insultos, empujones, amenazas y golpes".
"Nunca he forzado a mi mujer a tener sexo", dijo el individuo, mientras insistió en que era "incierto" que él hubiera tenido algún contacto de tipo sexual con las dos niñas, pese a que en el juzgado de Instrucción sí reconoció haber abusado de su hijastra.
Los malos tratos "el mismo día de la boda"
La mujer declaró ante el tribunal que los malos tratos comenzaron desde "el mismo día de la boda". Describió sus años de convivencia como episodios "continuos" de amenazas, insultos y golpes, incluidos momentos en los que "accedí a tener sexo con él para que no violara a mi hija o les hiciera daño".
La mujer no lo denunció antes porque estaba "muy sola", no conocía el idioma y además, él "controlaba y vigilaba todo lo que hacía". Señaló de forma repetida que fue "el miedo" lo que la paralizaba a actuar, pero finalmente dio el paso de denunciar cuando su hija pequeña le dijo que su padre había abusado también de ella a través de un dibujo.
Las dos hermanas, víctimas de los abusos
Los abusos también afectan a su hijastra, que convivió con ellos en el domicilio del matrimonio mientras estuvieron casados. Ésta fue sometida a diversos tocamientos íntimos e incluso la obligó a practicarle una felación cuando tenía 8 y 9 años. La hija padeció los mismos abusos que su hermana con cuatro años.
A la hora de dictar la sentencia, el tribunal ha tenido en cuenta las declaraciones de los peritos y de la orientadora del centro escolar en el que estudiaba la hija mayor a la que confesó haber sido víctima de abusos sexuales por parte de su padrastro y a la que pidió ayuda para que no le ocurriera lo mismo a su hermana.
La orientadora declaró en el juicio que la menor era una joven "brillante" en los estudios, "muy responsable" y a la que creyó "desde el primer momento". El centro escolar activó el protocolo para estos casos, aunque de forma paralela la madre dio el paso y presentó la correspondiente denuncia, que ahora ha terminado en sentencia condenatoria.