Andréi Anúfriyev es un hombre de 31 años que ha sobrevivido milagrosamente al frío polar que se vive en Rusia. El hombre se perdió en un bosque de la región de Cheliábinsk durante cinco días donde las temperaturas alcanzaron mínimas de hasta 30 grados bajo cero.
Durante su tercer día de trabajo en la tala de árboles perdió el camino de vuelta. "Vi huellas humanas, pero no encontré el camino", relata Anúfriyev. "El bosque es como un hormiguero, hay muchos caminos. Pero cualquiera que tomes conduce solo al siguiente cruce de caminos, es un laberinto sin fin", explica.
Cuando se dio cuenta de que no iba a encontrar el camino, recordó que llevaba un mechero en el bolsillo. Encendió un fuego como si estuviera de acampada que mantuvo vivo añadiendo ramas. Para sobrevivir, masticó agujas de pícea y comía nieve. Asimismo, la derretía en una lata de metal para beber. Trataba de no dormir para no congelarse: solo alrededor de media hora, junto al fuego.
Alucinaciones antes de la muerte
El tiempo se hizo interminable, especialmente del tercer día hasta que fue encontrado. Tal y como explica después de haber sido rescatado, el hombre empezó a debilitarse a causa de la deshidratación y el hambre. "Empecé a perder la cabeza, no entendía nada" y añade "pensaba: estoy muerto".
Finalmente, Anúfriyev fue encontrado por rescatadores voluntarios cuando su fallecimiento parecía inminente. Cuando lo encontraron, estaba acurrucado sobre la nieve, sin chaqueta y sin gorro. Según explicó uno de los rescatadores, "en la agonía de la muerte" la persona que se congela a menudo siente "una falsa sensación de calor".
"Si una persona se quita la ropa, entonces, le queda una hora o dos hasta el final", aseguró. Mientras le trasladaban al hospital, explican que el hombre deliraba que estaba muerto. Una vez ingresó en el centro, donde pasó seis días, no se sorprendieron al descubrir que solo se le habían congelado dos dedos de la mano y que en esa misma tenía quemaduras, ya que sin darse cuenta había puesto la mano sobre el fuego. Asimismo,ni siquiera se resfrió, ni tampoco sufrió neumonía.