Francis Franco, el nieto del dictador Francisco Franco, se enfrenta este lunes en Teruel a penas que suman seis años de cárcel por presuntos delitos de atentado a la autoridad, contra la seguridad vial y de daños a un agente.



El nieto del dictador será juzgado junto a un empleado suyo que, según las diligencias instruidas por el Tribunal, viajaba con él en el vehículo en la mañana del 30 de abril de 2012 en la que se produjeron los hechos. El fiscal considera probado que Franco y su empleado se encontraron a dos agentes de la Guardia Civil que les hicieron señales para que se detuvieran mientras circulaban por una carretera nacional en Teruel, con las luces del vehículo apagadas.

Fuga frustrada

El vehículo, conducido por el propio Franco, se dio a la fuga a gran velocidad sin respetar las señales de tráfico, y se inició así una persecución entre el coche y la Guardia Civil, hasta que la benemérita consiguió detenerlo entre Collados y Lagueruela. El relato de hechos de la acusación señala que mientras el empleado mostraba un arma larga de fuego, Francis Franco dio marcha atrás hasta chocar con el vehículo de la policía y arrastrarlo varios metros.



Tras el incidente, el vehículo se dio nuevamente a la fuga por caminos forestales, hasta que una patrulla localizó el coche abandonado en la localidad de Bea. Como resultado de lo ocurrido, uno de los agentes resultó lesionado.

Pena de 6 años

La fiscalía los acusa de ser responsables de delitos contra la autoridad, por los que pide cuatro años de prisión para cada uno. También considera al nieto de Franco responsable de un delito contra la seguridad vial, además de otro de lesiones a uno de los agentes y de daños al vehículo oficial, por los que el fiscal pide otros dos años de cárcel, así como multas e indemnizaciones.



Los abogados de los dos acusados piden la libre absolución de sus clientes, alegando "carencias" en el traslado de la documentación del caso desde el juzgado de Calamocha hasta el Juzgado de lo Penal de Teruel. Por su parte, la defensa del nieto del dictador asegura que ese su cliente estaba en Madrid, y que sólo se le relaciona con el caso porque "el coche encontrado era propiedad de una sociedad de la esfera empresarial" de los Martínez Bordiú.