Un hombre identificado como Zeng, originario de China y de 33 años, asesinó en 2005 al tío de su esposa tras una discusión por 500 yuanes, unos 55 euros, y huyó de su aldea para evitar ser detenido. Lejos de su hogar, encontró trabajo en una obra, se casó de nuevo y tuvo un hijo, lejos de las sospechas de sus nuevos vecinos. La única prevención para evitar ser descubierto durante todos estos años fue fingir ser mudo.
Durante 12 años, Zeng fingió ser mudo y no pronunció una sola palabra. Aun así, la policía sospechó de Zeng ya que carecía de documentos de identidad y fue detenido a principios de este año. Se le tomaron muestras de sangre para un análisis de ADN, y se determinó que su 'huella genética' se parecía mucho a la de los padres de un asesino buscado durante 12 años.
Tras la presión policial, Zeng finalmente confesó su crimen, pero tuvo que hacerlo por escrito. Tras tantos años sin articular palabra y sin emitir voz alguna sus cuerdas vocales se atrofiaron completamente. Cuando los detectives le preguntaron por qué había elegido no hablar durante tantos años, respondió por escrito: "Cuanto menos digo, menos posibilidades tengo de cometer un error".