El despegue y el aterrizaje son las maniobras más difíciles de realizar para los pilotos de aviones. Dentro de esta complejidad, si hay adversidades meteorológicas como lluvia o fuertes rachas de viento, se pueden complicar y dar paso a aterrizajes forzosos.
Un avión que pretendía aterrizar en Australia vio frustrado su intento después de que fuertes rachas de viento que alcanzaban los 180 km/h tambalearan al avión como si de un jueguete de tratara. En último instante el piloto tuvo que volver a subir el avión al espacio áereo e intentarlo de nuevo. Los movimientos de la aeronave grabados en vídeo por varios testigos mostraron cómo puede llegar a afectar el viento a estos convoys.
Los pasajeros no debieron pasar un buen rato.