Ryan tenía 7 años y pesaba 4 kilos. Se encontraba en un orfanato en Bulgaria cuando Priscilla Morse, una mujer estadounidense, se topó con una foto suya en su muro de Facebook. La descorazonadora imagen le hizo luchar por adoptarle.
Como ella quería ser madre, viajó en junio de 2015 a Bulgaria para conocer a Ryan. Por las imágenes pensó que se trataba de un bebé, pero nada más lejos de la realidad. Era un niño de 7 años en avanzado estado de desnutrición.
Pocas esperanzas
"Se encontraba en un estado terrible. Las fotos no le hacen justicia. En persona parecía mucho más pequeño, más enfermo y frágil. Sus muslos eran del tamaño de mi dedo índice", recuerda Priscilla con horror.
Tuvo que esperar cuatro meses de proceso de adopción, pero finalmente lo logró. A pesar de ello, los médicos no tenían muchas esperanzas de que Ryan sobreviviera, pues "la comida podía matarlo y los líquidos también", explica su madre adoptiva.
Final feliz
Trece meses después de haberlo adoptabo y rodeado de los mejores profesionales, el esquelético niño ya no existía. Ahora es "un niño gordito y feliz, a quien le encantan los besos y las cosquillas".