Molly Pawlett es una joven británica que acudió al hospital por malestar general nada más levantarse. Los médicos la atendieron y descubrieron que algunos de sus órganos estaban en muy mal estado. La joven fue trasladada a la UCI donde le diagnosticaron definitivamente el síndrome del choque tóxico.
La enfermedad se desarrolló tras llevar un tampón puesto durante 10 horas. Según informaron los médicos, trastornos de este tipo son poco habituales, pero puede provocar la muerte. El uso de tampones puede favorecer la aparición de esta afección ya que su colocación en el interior de la vagina puede generar toxinas.
La chica se encuentra fuera de peligro pero no podrá volver a utilizar tampones y, en caso de quedarse embarazada en un futuro, deberá someterse a controles especiales para evitar infecciones graves durante la gestación del bebé.