La Audiencia de Granada ha condenado, tras una conformidad de las partes, a un máximo de 18 años de internamiento al hombre que el 17 de agosto de 2015 mató de varios hachazos a su mujer en la vivienda de la localidad de Armilla en la que convivían.
Según recoge la sentencia de la Sección Segunda, en el acusado, Juan H.R., concurre la eximente completa de responsabilidad penal por trastorno psíquico, por lo que se le absuelve del delito de asesinato, aunque se le condena a que, en concepto de responsabilidad civil, pague una indemnización total de 120.000 euros.
El tribunal también ha decretado, como medida de seguridad, su internamiento en un centro psiquiátrico dependiente de la administración penitenciaria por un tiempo máximo de 18 años, del cual no podrá salir sin autorización.
Además, le impone la medida posterior de quedar sometido a libertad vigilada con tratamiento médico exterior durante un máximo de diez años y la prohibición de acudir a Huétor Vega durante ese período y medida de alejamiento y de comunicación con las hijas.
Quince hachazos mientras dormía
La resolución judicial recoge que la noche del 17 de agosto de 2015, sobre las cinco de la mañana, el acusado, que vivía con su mujer en Armilla, bajó a la cochera de su casa, cogió un hacha y se dirigió con ella al dormitorio.
Su esposa dormía en la cama y, con el propósito decidido de acabar con su vida y aprovechando su total indefensión, la golpeó en repetidas ocasiones, lo que le provocó hasta 15 heridas.
La víctima no pudo reaccionar ni defenderse y, a consecuencia de la brutal agresión con el hacha, falleció por destrucción de centros nerviosos vitales.
A continuación, el acusado enjuagó el hacha, se lavó las manos y el pecho y se sentó en la cochera durante más de una hora.
Sobre las 6.45 horas efectuó una llamada a la Guardia Civil para que acudieran a su casa porque quería pegarse un tiro.
Personados los agentes en la vivienda, tras un rato de conversación con ellos y al preguntarle por su esposa, les manifestó que la había golpeado con un hacha y que estaba en el dormitorio, donde la encontraron sin vida.
El acusado padece un trastorno delirante de contenido paranoide y celotípico que, en relación a los hechos narrados, anuló completamente sus facultades intelectuales y volitivas, según la sentencia.