Alejandro Palomas denuncia una agresión en la calle tras destapar los abusos que sufrió en La Salle

Alejandro Palomas, premio nacional de Literatura Juvenil 2016 y premio Nadal 2018, rompía su silencio meses atrás al confesar los abusos sexuales que sufrió por parte de un religioso, hoy ya nonagenario, del centro educativo de La Salle Jesús Linares en Premià de Mar (Barcelona) durante su infancia. Un nuevo caso de pederastia en la iglesia que ha llevado a la Conferencia Episcopal a tomar medidas y a anunciar una investigación externa sobre los abusos cometidos menores.

A pesar de haber conseguido lograr el reconocimiento eclesiástico y de haber arrancado el compromiso por parte del Gobierno de España a iniciar una comisión de investigación, el testimonio del catalán todavía sigue hoy generando rechazo por parte de los sectores más conservadores del catolicismo y arraigados a Opus Dei. Un desprecio que se traduce en forma de agresiones como la que ha relatado la mañana de este martes por medio de un hilo en Twitter.

Los hechos

El novelista ha dejado al descubierto la agresión que sufrió por parte de una mujer este mismo domingo y que tuvo lugar en Valencia: “Anteayer me escupieron en la calle. Fue una señora. En Valencia. De camino a la estación. Se acercó, se bajó la mascarilla y me preguntó con una sonrisa si era Alejandro Palomas. Asentí. Entonces ella torció el gesto y me escupió a la cara", cuenta, al mismo tiempo que añade que la señora le dijo: "Sois unos mentirosos hijos de p.".

El escritor continúa y reconoce que el incidente ocurrido le produjo una vergüenza y una pena inmensa, unos sentimientos muy parecidos a los que experimentó durante su edad pueril en una especie de viaje en el tiempo de regreso a los 8 años, cuando no entendía los motivos por los que le castigaban en el colegio. Tras los hechos llamó a su madre en una llamada vacía, pero cargada de sentimiento.

Tuit de Alejandro Palomas

La reacción del escritor  

Palomas sabía que no iba a obtener ningún tipo de respuesta al otro lado, ya que la mujer falleció hace justo un año. Justo después de colgar el teléfono, se limpió la cara con un pañuelo de papel y accedió al vestíbulo de la estación.

Lo hizo “convertido de nuevo en ese Alejandro pequeño y huérfano que a veces no sabe como mirar al futuro”. En cuestión de minutos, el sobrecogedor testimonio del barcelonés ha recibido una multitud de muestras de apoyo de decenas de personas.