El cantante Sebastián Cortés es uno de los nombres de una nueva generación que irrumpen con fuerza en la industria musical en España. Tras su álbum debut Canciones que hice en mi habitación, el intérprete presenta Todo ha cambiado para siempre, un disco que surge de la necesidad de desencasillarse del género bedroom pop y dar paso al pop rock y la electrónica.
"Estamos en el momento más rico de la música española desde hace un montón de tiempo [...] Es cuestión de tres o cuatro años que volvamos a estar en el foco", asegura Cortés en un encuentro con Crónica Directo en Barcelona. "Esta generación ha tenido el alcance de consumir todo tipo de música en mayor o menor medida antes o después. Por eso ahora están pasando estas cosas tan raras", añade sobre el momento de la industria.
--En febrero salió su disco ‘Todo ha cambiado para siempre’, ¿Cómo ha sido el recibimiento?
--Todos los artistas tienen una aplicación que se llama Spotify for artists y te puedes meter ahí a mirar que tal está yendo todo. Yo no lo estoy viendo porque acabo malito de la cabeza, mirándolo todo el rato y puede ser un poco tóxico. Acaban de poner una puta opción de compararte con otros artistas y eso es lo peor. Llevo sin verlo desde una semana antes de sacar el disco y no tengo ni idea de cómo está yendo. Yo ahora estoy haciendo mi nuevo disco y no estoy pensando en nada porque si no me vuelvo loco.
--¿Cuánto tiempo estuvo trabajando en él?
--La de Fácil pa ti con Daniel Sabater tenía unos dos años, es la más antigua, y curiosamente la primera del álbum, Lo mismo de siempre, es la última que hice. Son tiempos muy aleatorios porque lo empecé a hacer antes de sacar el primer disco. Cogí un cúmulo de canciones, por eso me gusta llamarlo mixtape más que álbum.
--Con todo ese tiempo, ¿aburre las canciones?
--Los tiempos son muy largos. Ahora he sacado un disco que no me representa en absoluto.
--¿Cómo lo defiende después en directo?
--Me pasa con el disco Canciones que hice en mi habitación. Llega el momento de cantar algunas canciones y quiero que pase rápido ese momento y ya está. Yo lo veo como cuando te pones a ver una foto tuya de la adolescencia, que sientes entre asco y ternura.
--¿Existe algún nexo entre las canciones?
--Punto de unión hay, la producción va encaminada a sitios muy concretos y el orden que hay es bastante importante para sobrellevar el disco. Es un disco muy rockero y muy electrónico, y creo que el caminito que he trazado en la lista está muy bien elegido. Tomo muchas decisiones en base a mí mismo como oyente, qué me gustaría escuchar, intentar dejar un lado lo que me apetece a mí hacer.
--¿Por qué lanzar un disco cuando no se consumen tanto?
--Eso está cambiando. Ahora sí que está habiendo mucho consumo de discos, pero el consumo es más rápido, se quema 400 veces más rápido. Un disco al que se le dio muchísima bola es el de SZA, estuvo un puto mes con I might kill my ex y ese es el tiempo que duró por la sobreexplotación. Pero se necesitan mucho los discos, creo que tienen bastante sentido ahora por el momento en el que estamos.
--A nivel de sonido, ¿cómo ha sido el proceso de producción?
--Las producciones han sido puro freestyle. Yo he hecho música que a mí me ha gustado siempre, el rock y la música electrónica. A lo mejor habría hecho esto desde el principio, pero no había sabido hacerlas y ahora sí, por eso han salido ahora.
--Las canciones las ha compuesto y producido solo.
--En general, a lo largo de mi carrera, no he trabajado con mucha gente, no suelo ir a los estudios, yo sigo trabajando en mi casa. A mí, si me meten en el estudio, no saco las cosas que hago en mi casa.
--Se titula ‘Todo ha cambiado para siempre’. ¿Qué ha cambiado en su vida?
--Cuando cumples 22 años, la gente normalmente termina la carrera y se empieza a meter de lleno en el mundo laboral. Eso es una puta movida porque de repente te das cuenta de que ser adulto no era como tú te pensabas, no mola tanto, es una puta mierda estar trabajando ocho horas, no ves a tus amigos como antes, te dejas de hablar con mucha gente, rompes relaciones de muchísimo tiempo, llega gente nueva… Yo por lo menos creo que conozco a todos los tipos de personas que hay en el mundo y sé definir al mundo en base a la gente que tengo a mi alrededor porque hay de todo, ludópatas, cocainómanos, el típico chavalito que lleva con su novia desde que tiene 14 años, el que dejó los estudios porque tenía que trabajar, el cantante, el rapero... Todo cambia para siempre porque ya tienes 22 años, te quitas las gafas y ves las cosas como son con todo su espectro.
--Expresa cierta rabia en las canciones.
--Yo primero hago canciones para mí y luego para quien quiera escucharlas.
--Con la última canción, ‘Egoísta’, resume un poco esa idea, ¿no?
--En la canción estoy hablando todo el rato de que tengo que ser egoísta y al final acabo siendo egoísta. Pero es la última canción del disco, no la primera, tiene ahí esa dualidad bonita, graciosa, un poco sátira. Estaba hablando de cosas que a mí me costaba en su momento hablar. Hay frases que parece que le hablo a alguien y en realidad me hablo a mí mismo para bajarle un poco los humos y la tensión a la situación o a cómo yo me sentía en ese momento.
--En el disco colabora con Delgao y Daniel Sabater, ¿cómo surgió?
--Habíamos coincidido un par de veces, pero no hasta el punto de amistad. Yo sigo sus trabajos desde hace tiempo y me encajaban sus perfiles.
--¿Suelen surgir las colaboraciones de manera natural?
--No necesariamente. Yo pienso en El Madrileño y no creo que C. Tangana sea el mejor amigo de Eliades Ochoa precisamente. Pero tampoco tiene por qué perder el valor hacer las cosas de una manera más predeterminada.
--Pertenece a una nueva generación de artistas que pisan fuerte. ¿Qué están aportando a la industria?
--Creo que es una combinación de muchas cosas y hay mucha gente. Lo que yo haga le va a afectar al Delgao y lo que Delgao haga me va a afectar a mí. Y por muy raro que suene, que a lo mejor pueda la gente decir que podríamos estar en una misma bola, lo que nosotros hagamos va a afectar de alguna manera mínima a lo que haga una persona como Rusowsky. Creo que son diferentes bolas en un tablero en el cual, si nosotros nos vamos hacia un lado, la bola se va a mover y a lo mejor se choca con otra bola. Si el de al lado come, yo también. Si a Rusowsky le va bien, a mí me va a ir bien.
--¿Por qué?
--No te sé decir por qué, pero parece que está todo hilado y eso en cierta manera hace que la gente escuche de todo y sienta una diferencia. Estamos en el momento más rico de la música española desde hace un montón de tiempo. Creo que la música española ha estado durante muchísimo tiempo en un rinconcito apartada, desde fuera nos ha mirado como pobrecitos, pero ahora creo que es cuestión de tres o cuatro años que volvamos a estar en el foco.
--Están abriendo más el espectro de los géneros en la música.
--La historia está surgiendo así. Esta nueva generación está influenciada por la globalización, que ya está en su máximo apogeo, y te encuentras a Delgao haciendo un disco de pop electrónico del 2005 de Estados Unidos que suena a Kesha. Pero tú ponte a hacer eso en el 2005 aquí en España, no se podía. En cambio, ahora sí. La gente puede hacer lo que le dé la gana. Es una cosa de que nosotros hemos mamado, esta generación ha tenido el alcance de consumir todo tipo de música en mayor o menor medida antes o después. Por eso ahora están pasando estas cosas tan raras.
--Ha explicado que está terminando el tercer disco, ¿qué puede avanzar?
--Va a ser más disfrutable, en el sentido de que no he jugado tanto con el factor sorpresa como antes, pero creo que a la gente le va a gustar un montón. Hablo de cosas que creo que es muy importante hablar. Hay una canción, por ejemplo, que habla de que ser adulto no era lo que nos han prometido. Yo vengo de Madrid Sur, de Leganés, y en esa zona, lamentablemente, hay una cultura de juegos de apuestas muy chunga y hay un montón de casetas de apuestas en los barrios obreros. Es muy común encontrarte muchos amigos ahí y a mí eso nunca me ha gustado. No es un misterio, la gente se droga, y siempre he visto que hay mucha gente que trabaja las ocho horas, está deprimido y vive únicamente para el fin de semana irse a meter cocaína a algún sitio.
--¿Tratará esos temas?
--Son cosas que dentro de una escena más pop yo no he escuchado hablar nunca y me gusta hacerlo porque lo he vivido. No quiero que suene clasista, pero hay mucha gente que se dedica a la música pop ahora que no podría hablar de eso. No conozco a mucha gente que haya vivido una vida socioeconómica similar al menos a la mía. La gente que cuenta esas cosas suele tirar para el rap, el hip-hop y la música urbana. Me gusta ese camino y lo quiero llevar con orgullo. Creo que es original porque nadie puede hablar de eso desde el género pop, por lo menos ahora, en España. Si lo hacen, me cabrearía mucho porque yo conozco a la gente y sé de dónde vienen, y hay muy pocos que hayan tenido dificultades en sus casas para llegar a fin de mes.