El mundo de la música no siempre es fácil. Detrás de las canciones de las grandes estrellas hay un equipo de personas en la sombra que trabaja para que un tema sea un hit en las listas de éxitos. Uno de estos músicos detrás de algunos de los singles más populares de los últimos años es Roger Argemí. El cantante, compositor y productor no solo tiene su propio sello como intérprete de canciones en catalán, sino que también experimenta con los sonidos en Maifrén y saca lo mejor de cada artista dentro del estudio.
El igualadino ha firmado canciones de artistas como Piso 21, triunfitos como Rosa López, Gisela y Flavio, y míticos como Dyango. "Hay que reivindicar todas las figuras que participan dentro del engranaje que hace que un artista y una canción lo peten. Cada pieza del puzle es esencial para que al final un proyecto termine funcionando", destaca Argemí en un encuentro con Crónica Directo.
--¿Cómo se inicia en la música?
--Es algo que llevo dentro desde que era pequeño. Me gustaba cantar cuando estaba en el coche, imitando a los cantantes de la época, como la primera generación de OT y los grandes melódicos de la música española como Raphael. A partir de ahí nació mi pasión por la música que luego ya se vio reflejada en forma de canciones cuando de adolescente empecé a colgar covers en YouTube y a componer. Entré en el mundo de la música en catalán y pude sacar mis primeros singles a base de componer mucho, conocer a gente de la industria y tener esa inquietud que es la que abre las puertas.
--¿Qué piensa ahora cuando escucha esas primeras canciones?
--Me da bastante vergüenza porque son canciones que hice cuando tenía 15 años. No sabía lo que era la vida, que tampoco lo sé ahora. Pero a pesar de que eran canciones con letras inocentes y les terminaba de faltar el sentido, sí que tenían cosas a nivel de melodías, armonía y producción que me llaman la atención y que ahora no me saldrían, aunque tengo mucho más conocimiento de todo tipo. Nacieron en un momento en concreto en el que se llevaban equis modas y yo estaba familiarizado con una tipología musical. Ahora no me saldría tan natural y tan intuitivo hacer una cosa así porque tengo mi método de composición más programado.
--¿Cómo ha ido evolucionando?
--A medida que me he ido formando como compositor y productor he ido encontrando una línea que va acorde con mi personalidad, porque yo sé cómo soy y no puedo pretender ser nada que no soy. Está quedando una cosa muy sincera, es un proyecto en el que intento recopilar los sonidos que se llevan a nivel mainstream, la sonoridad internacional que lo está petando, pero lo hago en mi lengua materna que es el catalán. Es una manera creíble de hacer un proyecto en el que confío.
--Parece que le llegó todo muy rápido y sencillo.
--No es fácil y en el mundo de la música hay muchas variables. Trabajas mucho y tienes que estar siempre con ilusión, con la cabeza super alta y con muchos objetivos, pero a la vez tener presente que es muy difícil.
--Dice que no siempre ha sido fácil, ¿con qué dificultades se ha ido encontrando estos años?
--Muchas. En el mundo de la música te basas en la confianza, el buen rollo que te transmite la gente, y las cosas están muy en el aire. Cuando te metes en una sesión de composición, hay cuatro personas, por ejemplo, y cada una aporta su parte en la composición de un tema. Al final, yo no sé cómo reparten esos porcentajes a nivel de derechos de autor. Son cosas que están siempre muy en el aire, aunque puedas tener un equipo editorial como yo que tengo la suerte de tener a Sony echándome una mano. Te tienes que juntar con gente que te sume y te aporte, no solamente a nivel profesional, sino también a nivel personal, que te ayude a ser mejor. Con los años vas aprendiendo con quién te puedes sentir cómodo y hacer crecer tu carrera profesional y personalmente.
--También creó Maifrén. ¿Qué es?
--Maifrén es una parte de mí, mi alter ego, que surge de la necesidad de hacer música que yo estaba escuchando en un momento de mi vida. Me di cuenta de que a mí me gustaba mucho el R&B y esa parte más experimental de la música y tuve la necesidad de crear un proyecto. Hago las bases en mi casa, las autopublico y las autodistribuyo. Hago un poco lo que me da la gana sin ningún tipo de estilo ni etiqueta ni género musical.
--Podría haber cogido su nombre como Roger Argemí y cambiar de estilo e imagen.
--Son circuitos diferentes. Creo que con una canción de Maifrén sería difícil que sonara en radios. Roger Argemí ya va muy encarado a un proyecto más tradicional con una marca ya hecha desde hace diez años. Maifrén es un proyecto con el que no estoy en ninguna compañía discográfica, lo llevo yo solo, me lo produzco, me lo mezclo, me lo masterizo y lo publico cuando quiero. Con Maifrén básicamente me dedico al streaming y, si tengo la suerte de entrar en alguna playlist o que lo suban en stories, la canción crece de forma más orgánica y es otro tipo de proyecto. El objetivo era liberar mis emociones, mis pensamientos y mis ganas de experimentar.
--¿Se podría decir que ahora es más fácil ser artista?
--Están surgiendo muchísimos artistas independientes que son compositores, productores y se autopublican las canciones. Tenemos muy fácil poder hacerlo todo nosotros mismos con pocos medios y eso está muy bien. Es una cosa que valoramos poco. Hay más caminos, es más fácil encontrarle salida, pero esto tiene una doble cara porque hay más gente que publica canciones y lanza sus proyectos. Antes había una industria que movía los hilos y, si ponían una canción en la radio, acababa triunfando porque siempre la terminabas escuchando. Ahora hay mucha más competencia y es más difícil todo, pero a la vez se ha abierto el abanico de géneros estilísticos. Los oyentes de la música han ganado estos últimos años.
--Hace poco ha lanzado un pequeño EP con tres canciones, 'Terminal', ¿cómo surgió?
--Tenía la necesidad de publicar un EP con Maifrén. Yo tengo una parte muy romántica y tenía la necesidad de hacer canciones que hablaran de un momento terminal de una relación, cuando una relación se está acabando. Son tres canciones melancólicas en las que experimento un poco con diferentes beats, diferentes bases instrumentales, incluso hay una canción que iba a ser para una banda coreana de K-pop y al final me la quedé para mí.
--¿Cómo gestiona la dualidad entre Roger Argemí y Maifrén?
--A mí me gusta la variedad y hacer muchas cosas a lo largo del día, no me gusta estar quieto. Me gusta poder volver a casa, pero durante el día poder viajar a diferentes sitios, diferentes géneros musicales, y tener esas experiencias, que al final es lo que te enriquece.
--Un día empieza a participar en sesiones de composición para grandes artistas, ¿con qué artistas ha trabajado?
--Cosas muy variadas en realidad, tanto artistas de Japón y de Corea, como otros del mercado más latinoamericano con Piso 21, por ejemplo. También concursantes de Operación Triunfo, desde la última edición como Flavio y Hugo Cobo, a artistas de la primera generación, como Gisela y Rosa López. También con Dyango, por ejemplo, uno de los artistas que mi madre me ponía en el coche y al final ha acabado cantando una canción mía. Y luego artistas de la nueva ola, como Ters, y del programa Eufòria de TV3.
--¿Cómo son esas sesiones de composición?
--Son divertidas. Yo tengo un método muy autónomo, mi propio proceso, y estoy con mi socio Uri Plana componiendo en el estudio. Preparamos maquetas, las mandamos y trabajamos con diferentes compositores. De vez en cuando viajo a Madrid y nos meten en un estudio con artistas. Normalmente hay diferentes figuras en las sesiones de composición. Hay uno que se encarga más de las letras, otro de hacer un beat instrumental, el productor, alguien que es la figura del top liner, que tira las melodías. Luego incluso, es una teoría mía, pero hay una persona que se encarga de que haya buen rollo. Es muy importante que en un grupo de trabajo se cree una buena onda. En el mundo de las sesiones de composición conoces mucho a los artistas, ves sus vibraciones y es un momento en el que tiene que haber libertad y no presiones ni tensiones.
--¿Se nota mucho la diferencia entre un artista consolidado y uno más emergente?
--Hay artistas de todo tipo. Hay algunos más consolidados que están acostumbrados a que les manden una maqueta ya hecha y ni siquiera participan en el proceso de composición, son puros intérpretes. Hay otros artistas nuevos, que tienen mucha intuición, mucho flow, y les falta ordenar un poco las estructuras de las canciones y tener más rodaje, pero a su vez tienen algo innovador y una inercia que otros artistas no tienen. Hay otros artistas que ya tienen cierto rodaje, lo tienen súper fluido y a lo mejor en cuatro horas se hacen tres canciones y es una locura. Fliparías con el talento que hay en las sesiones de composición.
--¿Se quedan muchas cosas ahí que luego jamás salen a la luz?
--La mayoría se quedan en el tintero, que es lo más triste. En el mundo de la composición es así. Tú te dedicas a hacer mil maquetas y, de todas las maquetas, me atrevería a decir que el 70% se quedan sin publicar.
--¿Tienen poco reconocimiento las figuras de compositor y productor?
--Tienen cierto reconocimiento dentro de la industria. Cuando un compositor o productor ha firmado diferentes obras, tiene mucho reconocimiento dentro de este circuito, pero siempre hace falta reivindicar todas las figuras que participan dentro del engranaje que hace que un artista y una canción lo peten. Cada pieza del puzle es esencial para que al final un proyecto termine funcionando.
--¿Cómo se podría darles más reconocimiento?
--Una cosa que se está haciendo últimamente con figuras como Alizzz es incluso lanzar canciones poniendo como featuring a productores. Esto hace que la figura del productor salga a la luz y se valore mucho más su trabajo.
--¿De quién depende?
--Está mucho en las manos del equipo que saca la canción, si quiere dar protagonismo a los compositores y a toda la gente que ha participado. Se agradece mucho y es una cosa que de los que estamos ahí dentro valoramos muchísimo. Pero sí que es verdad que hay que encontrar el punto justo porque al final si tú entras en este mundo sabes que lo que se ve al final es el nombre de un artista y, cuando empiezas a meterte en esto, sabes las reglas del juego y con lo que te encontrarás.
--¿Qué pueden hacer los compositores y productores a los que no se les reconoce el trabajo?
--Supongo que tienes que ir aprendiendo de los errores y de las situaciones que te va poniendo la vida. Como todo en la vida, tienes que saber cuáles son tus límites. Entiendo que tiene que haber ese proceso de estar en prácticas, aprender y meterte en el mundo, pero poniendo tus límites, teniendo muy claro qué es lo que quieres conseguir. Llega un momento en el que, si tú crees que te lo mereces porque has participado en una canción y has puesto tus melodías, tus acordes, y no se te ha reconocido, tienes que plantarte. No hay otra. Todo el trabajo se merece reconocimiento y que se valore de alguna forma u otra.
--Compuso con Siderland la canción que llevaron al Benidorm Fest, ‘Que esclati tot’, ¿cómo fue el proceso?
--Yo soy eurofan declarado desde hace muchos años y estaba intentando entrar ahí. Hice una canción con Måns Zelmerlöw en el año 2017, que ganó Eurovisión en el 2015, y siempre he intentado participar en los procesos de preselección. Representé la lengua catalana el pasado año en el Festival de Lenguas Minoritarias y siempre estoy metido en este mundo. Por fin este año tuve la oportunidad de poder asistir a la preselección como compositor y fuimos a Benidorm con Siderland.
--¿Se presentaría otro año como artista al Benidorm Fest?
--La verdad es que sí, yo siempre me presentaría. Me llama más la atención presentarme como compositor y productor, más que nada porque creo que el artista que va a Eurovisión tiene que estar súper preparado y llevar un show de diez. También he mamado mucho Eurovisión y creo que sé que canciones pueden funcionar en el festival.