Marc Marginedas (Barcelona, 1967) es un periodista que, como muchos otros, sintieron el gusanillo de saber qué sucede en el mundo. Desde siempre sintió esa curiosidad y el mundo islámico lo atrapó. Su empeño y su duro trabajo lo llevaron a Rusia y de allí dio el salto a la guerra de Siria. Poco esperaba que allí pudiera ser secuestrado.
No hace falta recordar cómo fueron esos días, además, ahora lo hace a la perfección el documental de Albert Solé y Raúl Cuevas, Regreso a Raqqa. En él, el reportero regresa a territorio sirio para recorrer los pasos que siguió en su secuestro.
Protagonistas
Celoso de su vida privada, nunca quiso convertirse en el centro de la noticia. Ahora tampoco, asegura: la cinta tiene la voluntad de recordar que el conflicto en Siria perdura. No así el foco mediático. Cuestión de presupuesto, interés y prioridades.
Crónica Global habla con el catalán para tratar de conocer más datos de cómo ha sido volver al lugar que marcó un antes y un después en su vida y, sobre todo, para conocer de primera mano cómo nace una guerra que tiene muchas coincidencias con la de Ucrania.
--Pregunta: ¿Cuándo surge la idea del documental?
--De la interacción entre Albert y yo mismo. Había visto sus trabajos, que eran de mucha calidad, y a él interesa mucho mi historia. Decía que era buena historia para un documental. Si no hubiera sido con Albert no lo habría hecho absolutamente con nadie, porque para mí era muy importante que el documental, que la película, saliera bien. Nos entendimos muy bien, sabíamos que había límites porque hay cosas que es mejor dejar, no... no contar.
--¿Cómo ha sido ese tiempo hasta tener fuerzas en poderlo hablar?
--Evidentemente tienes que pasar un período de ajuste. Es una cosa privada, en todo caso. No creo en las terapias públicas. Era, no tanto superar la angustia, sino reengancharte a la realidad y ser capaz de asumir la nueva realidad. Angustia, lo que se llama angustia, no pasé. Pero insisto, yo creo que una víctima de terrorismo no es un periodista. Cuando le pasa algo así a un periodista es más bien un accidente laboral.
--O sea, ¿no considera que fuera una víctima colateral de una guerra, sino que tuvo un accidente laboral?
--Es un accidente laboral. Es una expresión que tuvo Ricard García Vilanova, que describe muy bien la situación. Una víctima de terrorismo tiene otra implicación. En nuestro caso tiene un sentido: hacíamos este trabajo porque teníamos una vocación y dentro de las cosas que podían pasar había la de que fuéramos secuestrados.
--Usted en un momento dice que incluso aceptó que, si tenía que morir allí, en manos de los yihadistas, pues ya está, fin.
--A ver, evidentemente sí ocurre. En mi caso me ayudó muchísimo ser una persona creyente. Cuando ves un sentido es más fácil aceptar las cosas.
Entrevistas con Marc Marginedas
--¿Cómo fue la relación con sus compañeros?
--Evidentemente, en un grupo de 20 personas hay gente con la que te llevas mejor y gente con la que peor. Yo tuve gente con la que me llevaba muy bien, pero a veces había una dinámica de grupo algo difícil. Yo creo que en este tipo de situaciones sale lo mejor y lo peor. Eso se vio mucho durante el juicio en Washington. Claramente, esto nos ha legado de por vida y está claro que nunca nos perderemos la vista de unos de otros. Con otros, en cambio, no tengo relación.
--También habla del grupo de secuestradores. Unos eran los temidos, los Beatles, pero con otros se llevaban mejor, afirma.
--La relación que tiene un secuestrado con su secuestrador es un poco... una relación que puede convertirse en algo de síndrome de Estocolmo. Sobre todo, al estar estás sometido a una violencia tan fuerte, aunque esa persona que te trata bien, es parte del mismo sistema de engranaje que te ha privado la libertad. Y sí, yo tuve mucha empatía con el terrorista belga que se hizo explotar en aeropuerto de Bruselas. Pero otros guarda, después, cuando estaba en Raqqa, me tenía una manía increíble sin haberle hecho nada. Un día me olvidé de que no se podía pasar delante de la gente que estaba orando y me intentó hacer un placaje: no lo logró, me dio una patada dos semanas antes de liberarme y llegué a Barcelona con una costilla rota.
--Aun así, usted vuelve y ve Raqqa completamente destruida todavía.
--Primero, aclarar que no me gusta hablar de mí, lo acepto por el documental, pero aquí hay unos protagonistas de esta historia que no son yo, sino las personas cuyas familias fueron ejecutadas y todo el pueblo sirio. Mi sufrimiento en comparación con gente que padeció la violencia de Al Assad, que fue increíble, no tiene nada que ver. Hay una violencia… Bashar Al Assad causó muchas más muertes que el Estado Islámico. La violencia de éstos es muy espectacular, pero en cuanto a víctimas civiles by far fue Al Assad quién causó más. Se puede decir que más del 90% de las víctimas civiles son causadas por el régimen de Al Assad. A mi parecer lo de Estado Islámico es una manipulación de la narrativa de la guerra. A mi parecer, porque su aparición hizo pasar al régimen de Al Assad como el mal menor. Esto es muy importante. Lo que me parece importante de este documental es reanudar la historia de la guerra de Siria, porque está totalmente vinculada con lo que está ocurriendo en la guerra Ucrania, son los mismos actores, las mismas estrategias, las mismas tácticas militares. La única diferencia que veo en el fondo es el hecho de que en Siria había unos rebeldes que no eran un Ejército regular, y en Ucrania sí hay dos Ejércitos regulares. El conflicto de Siria en todo caso fue mucho más salvaje. Lo que ocurre es que le tenemos menos empatía, porque al fin y al cabo es un país que mentalmente nos parece lejano, pero son los mismos actores.
Marc Marginedas
--¿Esos actores serían Rusia y Estados Unidos?
--Yo tengo que decir algo. La culpabilidad de las Estados Unidos en Oriente Próximo para mí se acaba en Irak y probablemente en el conflicto de Palestina. Pero estoy totalmente en desacuerdo con esta parte de la gente que dice que el conflicto sirio es un conflicto provocado por Estados Unidos. Este análisis geopolítico que se hace desde fuera me genera mucho rechazo. Allí había población que se levantó contra un régimen corrupto que, a pesar de ser supuestamente imperialista, era un régimen que usó armas químicas contra su población, que tiene un historial de muchas víctimas y grandes irregularidades. O sea, el problema para mí es que hay un régimen que no ha querido aceptar la idea de que la mayoría de la población está en su contra y ha obligado a la mitad de la población a huir de sus hogares.
--Entonces, ¿esos actores son…?
--La guerra siria es el primer episodio de la reafirmación de Rusia como potencia global, en un mundo que quiere ser multilateral. Y esta multilateralidad, a la que muchos parecen dar la bienvenida, no sólo no ha limitado los excesos cometidos por una población global, como es en Estados Unidos, sino que ha añadido otros. Lo siento, pero es así. Yo he vivido 11 años en Rusia. He visto cómo Rusia convertía la república chechena en una especie de gueto de Varsovia, he visto cómo Rusia ayudaba a su aliado de Al Assad… Así que lo siento, se podría decir sobre el conflicto de Israel, evidentemente, pero aquí hay un Estado responsable. Y mucha gente dice que Siria podría haber sido Libia, pero prefiero, viendo la evolución del país, vivir en Libia que en Siria, porque la mitad de la población vive como refugiados.
--La situación en Raqqa, en todo caso, sigue igual, lo expresa en el documental.
--Pero vamos a ver, hay fases. Primero, en Siria, la mitad de la población huyó no por los bombardeos de la coalición, sino por los del régimen sirio. Los campos de refugiados en Jordania son gente que huyó del régimen sirio y son absolutamente discriminados. Y probablemente, si la comunidad internacional se hubiera decidido a intervenir, a realizar una intervención como en Libia habría, tenido una evolución muy diferente. Luego está la intervención de la coalición internacional para echar al Estado Islámico: no ha sido nada quirúrgica y hay unos daños que han causado que cuando fui a Raqqa no se habían reparado para nada. Entonces, eso sí que es nuestra responsabilidad.
Marc Marginedas
--Cuando habla del ISIS con un local, también habla de grupúsculos. ¿Quiénes son?
--En mi experiencia, Estado Islámico tiene muy centralizadas las órdenes. Cuando yo estaba en prisión en Alepo a mí, por ejemplo, no me tocaron. Eso quiere decir que la orden de no tocarme fue muy respetada. Luego hay otras facciones rebeldes más o menos islamistas, pero yo no tuve contacto con ellas. Pero ISIS es muy interesante, sobre todo su formación y lo explica muy bien el comandante Kurt. Lo que pasó es que Al Assad un día abrió su cárcel de Sedyana donde tenían cientos, miles de yihadistas, y tomaron el control del movimiento rebelde. Esto no fue un hecho aislado, porque Rusia, un año y medio después, el FSB, empezó a dar pasaportes a yihadistas por si querían ir a hacer la guerra santa.
--O sea, que el Estado ruso lo financia…
--Eso lo dices tú. Y agradecería que este tema lo dejáramos aquí.
--Pero ¿cómo puede suceder que eso pase, se sepa y no se haga nada?
--Lo que pasó en el Golfo fue que son países muy poco eficaces a la hora de contribuir que sus servicios secretos armen a organizaciones. Pero tanto o más importante que el papel que tuvo el Golfo en la creación del ISIS es el que tuvo el régimen sirio y el ruso. Lo dejamos ahí.
--Pues vamos a lo que nos preguntábamos. Siria sigue destrozada y no se habla de ella. ¿Por qué?
--El conflicto de Siria ya está olvidado cuando yo fui secuestrado. Hablamos de la capacidad de la opinión pública de generar interés informativo. Cuando fue secuestrado, la actualidad política viró hacia Ucrania y la atención mediática fue hacia allí. Y bueno, la prensa tiene recursos limitados. De todas formas, el conflicto de Ucrania es una guerra que no se puede olvidar porque es en suelo europeo y tiene muchas similitudes a una tercera Guerra Mundial y mediante aliados. Yo creo que esto es hablar más, sobre todo, del hecho de la capacidad de los medios de mantener tanto la atención en un foco. De hecho, creo que un lugar donde ahora están ocurriendo cosas terribles, a parte de Siria, es Afganistán. Pero Ucrania es tan importante porque estamos hablando de un enfrentamiento con una potencia como Rusia, y los recursos y la capacidad de los medios de captar la atención del lector son limitados.