Julia Otero es una de las periodistas más queridas de España. Curtida en la televisión y en la radio, cuando anunció que padecía cáncer, las redes se volcaron con ella, sus oyentes le mandaban ánimo y una vez recuperada, no sólo ha agradecido los apoyos, sino que ha vuelto a emocionar.

La periodista, que se siente mitad catalana y mitad gallega, apunta que, si bien “hasta la célula cancerígena tiene su épica”, lo ha pasado muy mal. Las sesiones de quimioterapia la dejaron muy tocada y el hecho de someterse durante tres meses y cada cinco años a una revisión para ver si la enfermedad está eliminada le han dado más ganas de vivir la vida.

Quimioterapia

La presentadora ha pasado los nueve ciclos de la quimioterapia “y llegué a un punto en que me daba igual estar viva que muerta”, le revela a Manuel Jabois en El País. “Todo el mundo habla de cansancio: es peor. Te abandona el aliento vital. La quimioterapia puede llevarte a la sensación de que estar vivo o estar muerto no te parezca muy diferente”, prosigue.

Por ahora, está sana. Vive con 40 centímetros de intestino ahora. Su “aparato gastrointestinal no es el mismo que el de una persona normal. Los tránsitos son muchísimo más rápidos”, señala. Y a eso se le suman los controles periódicos.

Presente

“Si me encuentran una metástasis, a lo mejor me quedan dos años, o menos”, confiesa por lo que “imagínate con qué sensación de vivir estoy. Carpe diem”, confiesa. No es fácil y lo lleva como puede, “olvidando que a los tres meses te toca meterte en el tubo del TAC. Tres meses: tres putos meses”. “Pero me estoy decepcionando a mí misma”, revela.

Ella se prometió a sí misma de que si salía, “saldría distinta. Sería valiente para hacer cosas que no he hecho, y valiente para no hacer lo que no quisiese hacer. Y estoy haciendo todo lo que juré que no haría”, reconoce. Eso es trabajar más que nunca. Además de su programa diario de radio en Onda Cero, Julia en la Onda, muy pronto estrena en TVE Días de Tele. Reconoce que lo hace “por el desafío”.

Apoyos

Otero demuestra en esta entrevista que lleva el periodismo dentro. Asegura que para ella fue fundamental estar informada sobre el cáncer y qué le sucede al cuerpo. Allí es cuando descubrió la épica de las células y a las buenas le llegó a hablar. También estaba preparada para todo. “Cuando me diagnosticaron ya viví mi entierro”, indica. Y es que vio lo que dirían de ella gracias a las redes y los mensajes de apoyo y en defensa de su trabajo que recibió. “Fue, dentro de lo macabro, muy agradable leer lo que leí”, admite y que “no será muy distinto cuando ocurra”.

Todas estas palabras, esa sinceridad, cruda, ha llegado a calar una vez más. Periodistas, famosos y personas anónimas no sólo se han sorprendido y emocionado, sino que han provocado que las palabras de elogio a la periodista aumenten. Aunque puedan flaquear las fuerzas, los apoyos no le faltan.