Hace poco más de un mes Carlos Navarro tenía que presentarse en prisión. La justicia lo condenó a casi seis años de prisión acusado de ser el responsable de seis delitos de maltrato habitual, cuatro delitos de lesiones, un delito leve de amenazas y un delito leve de vejaciones, contra su esposa e hijos.

El exconcursante de Gran Hermano nunca se presentó. La justicia emitió una orden de busca y captura contra él, pero todavía no ha dado sus frutos.

Rumores

Ha habido numerosas informaciones acerca de su paradero. Se dijo que fue visto en la estación de Sant Vicenç de Calders, algo que los Mossos desmintieron en su día. A Sálvame llamó una testigo afirmando que estaba paseando tranquilamente por un municipio de Barcelona. Nada de ello se ha confirmado.

Mientras, una de las víctimas del Yoyas, su expareja, Fayna Bethencourt, no puede estar tranquila. Asegura no sentir miedo, “hace mucho tiempo que ya no le tengo miedo”. Lo que sí desea es que lo encuentren.

¿Paradero desconocido?

Ella sabe dónde está. “Sí. Y si yo lo sé, es evidente que los agentes del orden también deberían saberlo”, señala a La Razón. Por eso, pese a no tener miedo si está frustrada, enfadada. “estamos ante un prófugo que sigue humillándome y maltratándome desde la distancia” recuerda. Los audios con sus amenazas que han visto a la luz lo acreditan.

“Me siento indignada”, confiesa, “ese hombre siga libre, se está riendo de todo el mundo, es una vergüenza”. No teme a que vaya a buscarla a Canarias, “no creo que esté en disposición de hacerlo”, apuesta. “Lo único que temo es que pase el tiempo y no se encuentre a este individuo y que todo el mundo pierda el interés por buscarle”, advierte.

Desconfianza

El mayor enfado ahora es con las autoridades. Se pregunta por qué si tienen conocimiento de dónde puede estar no se le detiene. “Es una frustración terrible, y un agotamiento mental total”, lamenta. Porque hace un mes todavía creía en la justicia.

Fayna siente que le han soltado la mano. “Han dicho que mi caso no es prioritario, y soy consciente de que soy una ciudadana de a pie que ha sufrido malos tratos y que ve como su maltratador sigue suelto”, no se cree más ni menos víctima sólo refleja lo que vive ella y probablemente otras. Ella con un problema añadido, se hicieron famosos en televisión. Y encima él “se permite el lujo de seguir torturándome, mintiendo en entrevistas, colgando vídeos de cuando estábamos bien, subiendo cosas sin sentido a las redes sociales”, critica. “Es surrealista. Una locura”, sentencia.