Carlos Latre regresa a Barcelona con su One man show. Para los que saben inglés no hace falta decir nada más, se trata de un espectáculo en el que el artista no solo imita, sino que canta, baila e hilvana una historia cargada de actualidad.
Hablar con Latre es hacerlo con casi un centenar de personajes. Es mencionar uno y adaptar su voz para proseguir; es uno de los imitadores más reconocidos de este país.
Fama y teatro
Su paso por Crónicas marcianas lo catapultó a la fama y él la ha aprovechado no para ir a sitios gratis, sino para crecer como profesional. Sus viajes a Londres y a Nueva York para aprender nuevas técnicas le han llevado incluso a hacer ballet.
Hasta febrero va a desplegar buena parte de todas estas habilidades en el Teatre Coliseum y Crónica Directo aprovecha la ocasión para hablar con él.
--Pregunta: Tercera vez en Barcelona.
--Respuesta: Pero esta es la buena. La primera fue con el confinamiento perimetral y horario, con mascarilla. La segunda nos reconciliamos, pero estuvimos muy poco tiempo, por eso queríamos volver con todas las de la ley: dos meses y medio con Navidades incluidas.
--¿Y función de Nochevieja?
--No lo suelo hacer. El Fin de Año es para estar en tu casa.
--¿Y cómo ha cambiado el 'show' desde la primera vez?
--Muchísimo. Primero, porque es mucho más maduro, más fresco y más certero. Sabemos lo que funciona y lo que no. Luego tenemos muchas novedades: las elecciones municipales, Ada Colau, la vuelta de Trias, a Pere Aragonès y los presupuestos, a Yolanda Díaz y el lenguaje inclusivo, Pedro Sánchez cantando el SloMo de Chanel, Luis Enrique de streamer, a Julio Iglesias cantando el Virolai, Sergio Ramos por C. Tangana, o Florentino cantando por Bizarrap y Quevedo... Muchos cantantes también...
--Es un multiespectáculo.
--Un one man show, que no es solo un imitador, sino un artista multidisciplinar que canta, baila, interpreta, actúa y que, al final, quiere que la gente se lo pase en grande.
--¿Hay algún personaje que no ha podido sacar?
--No. Ahora sale Díaz Ayuso hablando de Cataluña-Madrid. Uno de los momentos cúlmenes del show es un homenaje a Pepe Rubianes, que pienso qué diría si levantara la cabeza y habla del cierre del Capitol, el teletrabajo... Es un show muy fresco, muy dinámico, muy rápido y divertido y que tras estas 17 ciudades recorridas y más de 150.000 espectadores el público sale encantado, agradecidísimo. El público necesita reírse.
--¿Ha notado un cambio en el público?
--Es que la pandemia fue un shock. Pero con la pospandemia viene la luz, el gas, el día a día, el trabajo, nuestro estado psicológico --que es muy grave, sinceramente--... La gente viene necesitada de reírse y con la gratitud a flor de piel.
--¿Qué supone para usted volver a Barcelona y tanto tiempo?
--Significa volver a casa. Esta es mi casa, el teatro donde hace 12-13 años inicié mis espectáculos en solitario con Yes, we Spain, que fue un antes y un después en mi carrera. Siempre he estado en el Coliseum. Solo 15 años no es nada lo hicimos en el Capitol, como homenaje a Pepe [Rubianes] y me hizo ilusión ahí un tiempecito.
--Segunda vez que menciona a Pepe Rubianes. ¿Qué supone para usted?
--Fue el primer espectáculo que yo vi cuando vine a Barcelona. Pepe además de un maestro fue un amigo, alguien que me enseñó muchísimo, con el que estaba de maravilla, me trató siempre con muchísimo cariño. Y un clarísimo referente, sobre todo un referente por lo que la gente le quiere, le recuerda, le respeta, le admira, le echa de menos... Y yo tuve la gran suerte de compartir buenos momentos con él.
--Volvamos a esa llegada de usted a Barcelona cuando conoció a Pepe. ¿Qué queda de ese Carlos Latre? ¿Cuánto ha cambiado usted y sus espectáculos?
--Muchísimo. Yo era un imitador de radio y televisión y ahora soy un showman. La evolución ha sido hacia algo mucho más artístico. En la radio era imitador de voces, en la tele hice caracterización, en Crackòvia y Polònia introduje la interpretación y paralelamente hice técnica vocal, Voice Craft para cantar, hago técnica corporal, ballet, Shakespeare en Londres, interpretación, me voy a Nueva York... formación, formación. Ya con Yes, we Spain estuve con Bozzo, Jordi Casanovas. Ahora llego a la madurez absoluta, en la que pongo en práctica todo lo aprendí este tiempo. Con un show multidisciplinar, con miradas internacionales, tras trabajar en la CBS.
--¿Y cree que cambió la idea que la gente tenía de un imitador?
--Totalmente, pero no solo yo con Pep Plaza, Raúl Pérez, Cruz y Raya... Con gente que se ha dedicado exclusivamente a la imitación y a la parodia. Nosotros hemos dignificado la imitación y la hemos puesto a la misma altura que antes tenía el cuentachistes y el monologuista y que un espectáculo de imitación pueda llenar el Coliseum de Barcelona.
--En su caso sin ser solo un monólogo.
--Otra gente lo hace, pero esto es un show muy completo en el que se ríe, canta, baila, vibra y se emociona.
--¿En el teatro es el lugar dónde más disfruta?
--¡Sí! Yo no reniego de ninguno de mis mundos, porque son geniales. La radio es un banco de pruebas y es más íntimo y personal, la televisión es el gran escaparate. De repente, sales en El Hormiguero, te ven cinco millones de personas y vendes 2.000 entradas. También han contribuido mucho las redes. Tengo muchos seguidores en Instagram y en TikTok. Nos hemos modernizado. Pero el teatro es la quintaesencia, donde estás solo encima del escenario, todas las miradas van hacia ti y tienes que darlo todo. Tengo mucho respeto al público y quiero que siempre se lo pase en grande.
--Claro, pero en Barcelona se habla de crisis de público...
--Que no es real.
--¿Cree que no es real?
--No, está mejorando. Hoy por hoy, la gente va más al teatro en Barcelona que en Madrid. Va por barrios, pero Los Morancos, el Mago Pop, Antonio Banderas cuando vino... lo han reventado cada día. La gente quiere ver espectáculo y va al teatro cuando quiere verlo. Al final no es que no haya gente que vaya al teatro, igual hemos de mirar qué tipo de espectáculos se están haciendo. Hemos de hacer autocrítica, la culpa no es solo del público, hay que ver qué se hace y cómo se hace. Nosotros llevamos casi 8.000 entradas en la preventa y con la sensación de que el público de Cataluña tiene ganas de teatro, de reírse y de vernos.
--¿Va a ser su último 'show' gracias a que se puede reciclar?
--¡No! Yo pienso alrededor de las 300 funciones y con esta llevamos casi 250 antes de entrar aquí. Iba a pararlo en verano de 2023, pero hay muchas ciudades a las que no hemos ido: Canarias, Vitoria, Oviedo, Pontevedra, Murcia... Así que vamos a alargar.
--¿Abruma que la gente tenga tantas ganas de verle?
--Es muy bonito. Más que abrumarme me responsabiliza, debo estar al 100%. Pero yo estoy muy feliz, porque donde soy más feliz es sobre el escenario.
--¿La persona que más le ha costado imitar?
--La última Ayuso.
--¿Y la última incorporación?
--El rey Felipe.
--¿Cuánto tiempo de estudio requiere una voz?
--Depende. Eduard Punset o Fernando Simón salen de golpe, por ejemplo, y otros como Boris son muy difíciles porque tiene muchas inflexiones.
--¿Hay alguien al que no imitaría?
--¡Ah! No.
--¿No los juzga?
--A nadie, porque el peor de los personajes se humaniza a través del filtro del humor.
--Claro, pero se corre el riesgo de que un indeseable se vuelva simpático, ¿no?
--Se puede hacer humor de todo, con todo y de todos.